La Dirección General de Tráfico (DGT) continúa con su cruzada particular para evitar los excesos de velocidad. Actualmente, hay 661 radares fijos en nuestro país, aunque solo 366 contienen realmente un cinemómetro. El resto son cajas vacías que ejercen un control disuasorio a los conductores. “Con solo el cartel de aviso de radar los conductores aminoran la velocidad”, aludía Pere Navarro, director general de la DGT.
En este sentido y según informaciones de El Comercio, otra de las medidas de la DGT es rotar la base de radares fijos con el objetivo de evitar que los propios conductores conozcan su ubicación exacta.
A todo lo mencionado anteriormente, se suma un nuevo método: los radares dobles. Desde hace unas semanas, la A-8, la Autovía del Cantábrico, cuenta con dos cinemómetros seguidos. Ubicados en Villaviciosa, en dirección Gijón, están colocados a una distancia de 8,6 kilómetros entre sí. El primero de ellos controla un tramo limitado a 100 km/h, mientras que el segundo hace lo propio en el túnel de Niévares, cuya velocidad máxima permitida es de 90 km/h. El resultado, para el conductor que circule a más velocidad de la permitida, es una doble sanción.
Por el momento no se sabe si este nuevo método se extrapolará a otras carreteras en España, aunque el sistema recuerda mucho a los radares en cascada, empleados por la Policía Foral de Navarra y cuyo funcionamiento consiste en la colocación de un cinemómetro móvil tras el radar fijo para ‘cazar’ a todos aquellos conductores que sobrepasen el límite de velocidad establecido tras pasar el radar.