Aunque no lo creamos, el verano es la época en la que nuestros coche pueden sufrir mayores daños debido a la climatología. Las fuertes tormentas de verano, que en ocasiones van acompañadas de granizo y con carga eléctrica, pueden causar daños en nuestros vehículos de forma directa o indirecta (por la caía de un árbol, por ejemplo).
Ante esta hipotética circustancia, desde el pasado 1 de julio y gracias al Consorcio de Compensación de Seguros (CCS), todos los conductores están protegidos, independientemente del seguro contratado, ante estos desastres naturales.
Entre los siniestros naturales que se pudieran producir se encuentran los causados por, por ejemplo, terremotos, tormentas, lluvias torrenciales, desbordamiento de ríos, granizo y grandes temporales en general, u otro tipo de tragedias como el terrorismo.
El objetivo es satisfacer las indemnizaciones a los conductores que puedan ser víctimas de cualquier fenómeno natural sin necesidad de tener contratada una poliza de seguro a todo riesgo. Además, en caso de que el suceso haya tenido lugar en el extranjero, el Consorcio compensará los daños personales si el tomador del seguro tuviera su residencia en España.
Como contrapartida, los 6,5 millones de vehículos que están asegurados sólo con la póliza básica y que hasta ahora no contribuían al CCS, tendrán que empezar a hacerlo. No obstante, se rebaja al 1,5% la contribución de las pólizas más completas, gracias a que las arcas del CSS gozan de buena salud por la rebaja de la siniestralidad en los últimos años.