Acostumbrados a ver deportivos de altas prestaciones como Safety Car en los campeonatos de Fórmula 1 y MotoGP, el elegido para la temporada que viene en la competición de dos ruedas puede que sea uno de los más atractivos de siempre. Se trata del BMW M2, al que la firma bávara se ha encargado de preparar con una serie de M Performance Parts que resaltan su agresividad… y su belleza. Y eso que el Safety Car de 2015 fue un BMW M4 Coupé, cuya seducción también es incuestionable.
Tras un desarrollo que ha durado diez semanas, los ingenieros de BMW han dotado al M2 Coupé de, entre otros elementos, un kit aerodinámico, una suspensión roscada específica, vinilos decorativos y de publicidad, frenos carbocerámicos especiales, unas llantas doradas envueltas en neumáticos Michelin Cup, un llamativo alerón de fibra de carbono reforzado con plástico y un puente luminoso con luces LED sobre el techo.
Además, el peso del conjunto se ha reducido con respecto al M2 Coupé de serie, y se ha incluido en su interior una jaula antivuelco derivada del BMW M4 GTS. Junto a ella, le acompañan en el habitáculo un soporte extintor de incendios, baquets Recaro con arneses de seis puntos y un despliegue de fibra de carbono como material principal utilizado para diferentes molduras y elementos.
Mecánicamente, no varía el motor 3.0 6L del M2 Coupé estándar, por lo que continúa entregando una potencia de 370 CV y un par máximo de 465 Nm. Con esta fuerza, este coche es impulsado de 0 a 100 km/h en 4,3 segundos y, además, al estar pensado para su uso en circuito, el sistema de escape no utiliza silenciador, convertidor catalítico o sistema de flaps para que su sonido sea muy parecido al de las motos.