Esa cifra de velocidad se conseguiría gracias a la reducción de la velocidad del aire, consiguiendo recorrer grandes distancias en muy poco tiempo. Musk tiene planeado empezar a construirlo el próximo año con un prototipo que recorra unos 7 kilómetros a través de Quay Valley, entre Los Ángeles y San Francisco aunque según afirman sus representantes se espera esté en condiciones de funcionar para 2019. Para ello, está colaborando con más de 420 profesionales de compañías como Boing, Tesla, NASA; SpaceX, Cisco, Google, Airbus.
La energía que utilizaría estos tubos sería solar, una fuente limpia de emisiones, no contaminante y renovable, que podría guardarse en súper acumuladores del estilo de los que Tesla ha presentado hace un tiempo en el mercado, pero de tamaño más considerable.
Según las cifras que ha presentado la empresa, la construcción de estos túneles representaría menos de la tercera parte de lo que cuesta la instalación de un tren de alta velocidad y sería muchísimo más rápida y eficiente en todos los aspectos.