La experiencia de Víctor Juárez
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Edad: 45 años
Primer coche: Suzuki Samurai
Coche actual: Mercedes E-250
Aficiones: Ciclismo, leer, pasear.
«Conducir un BMW es siempre una experiencia agradable, pero conducir un BMW i3 eléctrico es, además de distinto, sorprendente. Lo primero que me llamó la atención es su par motor: entrega toda la potencia desde abajo y acelera de forma vertiginosa, ofreciendo a la vez seguridad y agarre; y todo ello pese a tener unos neumáticos muy pequeños.
Es muy estable en curva, con una suspensión que traslada lo justo y no es incómoda. No hay que olvidar que es un vehículo corto y que su ‘campo de batalla’ es la ciudad. El interior es muy espacioso para su tamaño, pudiendo alojar perfectamente a cuatro adultos, y es que los ingenieros de BMW han decidido eliminar el montante central entre las dos puertas de cada lado, y éstas se abren desde los extremos. Una gran idea que facilita mucho el acceso a la parte de atrás.
De nuevo en marcha, la sensación es similar a la que te traslada un planeador de vuelo sin motor: no suena nada, sólo el aire y levemente la rodadura del vehículo en el asfalto; más un agradable zumbido incremental del motor eléctrico que aparece cuando aceleras con ganas el pequeño i3. ‘Suena’ muy bien, o como decían mis hijos: para Jorge -de 12 años- era una ‘nave espacial’ y para Diego -el pequeño de 9 años de edad- sonaba a ‘medio ambiente’. Sin duda, ambos tienen razón y BMW estará satisfecho con estos comentarios».