Es viernes 12 de junio, a eso del mediodía. El hospitality de Nissan Nismo en Le Mans está abarrotado porque Darren Cox, el jefe del equipo, va a dar una rueda de prensa en unos minutos para contarnos a los presentes cuáles son las expectativas del equipo antes de la carrera. Somos un grupo de seis periodistas españoles, así que antes de que esto ocurra, Lucas Ordóñez y Marc Gené vienen a saludarnos. Lucas será uno de los tres pilotos que llevará el Nissan GTR LMP1, mientras que Marc, piloto probador de Ferrari, será finalmente el asesor de lujo del equipo japonés en esta prueba en la que es un auténtico experto; no en vano, la ganó en 2008 con Peugeot y terminó segundo el año pasado con Audi.
Lucas y Marc ya nos conocen desde hace tiempo, así que sus comentarios son de lo más natural. Son conscientes de que la apuesta de Nissan con este coche es arriesgada, pues se trata de un híbrido que sólo tiene tracción delantera, algo completamente atípico. La ventaja de esto frente a los Audi, Porsche y Toyota, sus principales rivales de tracción total, es que el Nissan es más efectivo a nivel aerodinámico (no tener nada detrás les permite contar con un difusor mucho mejor) y que el desgaste de las ruedas traseras va a ser menor, algo que les debe permitir ahorrar tiempo en los boxes por tener que cambiar menos veces los neumáticos traseros.
Sin embargo, también hay aspectos en los que sus rivales les superan: tienen un mejor reparto de pesos, pueden acelerar antes a la salida de las curvas (en el Nissan deben esperar a que la dirección este casi recta para evitar que el coche subvire) y la suspensión no es tan rígida, algo que como veremos pudo ser un factor determinante en lo que ocurriría al día siguiente. La cuestión es que, al tener tanto peso delante, la suspensión delantera tenía que ser bastante rígida. El problema estaba en que, con tanta rigidez, los ingenieros recomendaron a los pilotos no pisar los pianos para evitar posibles daños.
Los dos pilotos se muestran orgullosos del trabajo del equipo y de formar parte de un proyecto tan innovador. Sin embargo, son conscientes de que el coche es muy joven, así que el principal objetivo es acabar la carrera. Saben que el coche, por prestaciones, está aún muy lejos de las prestaciones de sus rivales; es más, se han clasificado a una veintena de segundos de la pole en los entrenamientos oficiales… Hay otros motivos que explican que el GTR esté tan lejos. Uno es el sistema híbrido, desarrollado por una empresa externa y cuyo resultado es malo, tanto que no pueden utilizarlo en carrera. El sistema es parecido al de Audi, pero da muchos problemas y el equipo ha optado por prescindir de él. El problema es que el motor de gasolina rinde unos 650 CV; el eléctrico debería aportar otros 500… Y ni están, ni se les espera. Por lo demás, Lucas y Marc ven como claros favoritos a Porsche y Audi; los primeros, por prestaciones; los segundos, por fiabilidad. Es decir, que si el Porsche no rompe, lo normal es que gane. Los dos Toyota, en cambio, parecen demasiado lentos en esta edición. Pero en Le Mans, todo puede pasar…
El sábado a las 15:00 horas comienza la carrera. Lucas es el responsable de tomar la salida con el número 21. Sus compañeros son el japonés Tsugio Matsuda y el ruso Mark Shulzhitskiy. Los comisarios decidieron penalizar a todos los Nissan por no alcanzar el 107% del tiempo de la pole, así que saldrán detrás de los LMP2… y tendrán que remontar. Las cosas empiezan bien, pero el dorsal 23 tiene algunos problemas y pierde mucho tiempo. El 21 de Lucas y el 22, pilotado por Buncombe, Krumm y Tincknell, siguen mejorando y superando leves problemas hasta que se va acercando la noche. Y, entonces, empezaron los problemas de verdad. El primero fue para el dorsal 22. En plena recta y a no menos de 280 km/h, su parte delantera izquierda impacta contra algo que hay en la pista. Nadie sabe qué fue, y en televisión tampoco da tiempo a ver qué era. La cuestión es que el morro del Nissan salió volando y tuvo que llegar como pudo hasta su box para intentar reparar todos los daños. Pero el coche sufrió tantos desperfectos que no pudo volver a pista hasta varias horas después. Todo estaba perdido para ellos, pero iban a continuar a modo de test.
No nos habíamos repuesto del susto cuando, de repente, el coche 21 de Lucas, que esperaba ya en el box para hacer su tercer turno, aparecía en TV sin la rueda delantera derecha. Para más inri, en una curva de derechas el coche trompea y se mete en la puzzolana. El piloto intenta sacarlo… Y termina quemando el embrague: se acabó la carrera para el GTR número 21. Lucas está un tanto enfadado, y no tanto por el hecho de que el coche se haya roto. Es un caballero y se va a morder la lengua, pero todo sabemos lo que debe estar pensando: quizá, si su compañero Mark Shulzhitskiy le hubiese hecho caso a los ingenieros y no hubiera abusado tanto de los pianos, no habría habido más problemas… Para Lucas, lo más grave de todo esto es que el equipo Nissan Nismo lleva trabajando sin descanso durante mucho tiempo y, al final, uno de sus coches se ha quedado fuera de carrera… «La verdad es que habíamos empezado muy bien, haciendo unos stints bastante buenos… Lástima que, al final, no hayamos podido terminar con nuestro coche».
El panorama es un tanto desalentador: un coche fuera y dos en las últimas posiciones. Pero, aún así, hay que acabar y recavar información para 2016. Y eso fue lo que hicieron. Los dos coches continuaron rodando hasta que, a poco más de una hora para el final, el Nissan número 23 sufre un fallo mecánico y debe abandonar; casi había cubierto toda la carrera. El 22, en cambio, consiguió completar toda la carrera, si bien eso no fue suficiente para poder clasificarse: debido al tiempo perdido durante la noche para reparar el impacto que sufrió, no consiguió cubrir el 70% de la distancia del Porsche que ganó la prueba, condición imprescindible según el reglamento de la carrera para poder clasificarse.
La carrera acaba. El resultado no ha sido espectacular, pero el equipo está contento porque, al menos, uno de los coches pudo cubrir toda la carrera, mientras que el otro abandonó cuando ya la meta ya estaba cerca. Han sido, por tanto, dos buenos bancos de pruebas. Además, el equipo ha podido sacar muchas conclusiones del coche, y también de todo lo que deberían modificar para el año que viene: ya se habla de un sistema híbrido mejorado, de colocar más peso en la parte trasera, de tener tracción total, de cambiar la caja de cambios de cinco marchas por una de seis, de romper su relación con el proveedor del sistema híbrido… El equipo también está contento porque, de nuevo, un motor Nissan se ha impuesto en la categoría LMP2, donde dominan a placer gracias a que la inmensa mayoría de sus equipos emplean su motor; y, además de rápido, es muy fiable. Eso mismo es lo que quieren conseguir con el LMP1 para 2016… ¡Dentro de un año, con todas las lecciones bien aprendidas, veremos qué ocurre!