Los sindicatos alemanes y Volkswagen han llegado a un acuerdo que supondrá el despido de entre 23.000 y 30.000 trabajadores de la compañía alemana debido al escándalo de manipulación de emisiones en sus motores diésel o ‘Dieselgate’. Esta medida es necesaria para que la empresa pueda compensar las pérdidas originadas por el fraude -se ha calculado un ahorro de aproximadamente 3.700 millones de euros-. Los más afectados serán los empleados de la marca en Alemania, ya que la mayoría de los recortes se harán en las fábricas que Volkswagen posee en su país de origen; mientras tanto, casi la totalidad de los despidos restantes tendrán lugar en América.
Aún con todo, esta reducción de plantilla no implicará el cierre de ninguna factoría. No obstante, los despidos por jubilaciones anticipados no serán relevados. Y es que Volkswagen entró en pérdidas en 2015 por primera vez en su historia, ya que el coste del Dieselgate se ha cifrado en unos 18.000 millones de euros entre sanciones administrativas y el coste de las reparaciones. El Consejo de Vigilancia de la empresa se ha reunido este mismo viernes para tratar el futuro de Volkswagen.
Así las cosas, tras el incremento del 25% previsto en las plantas alemanas, Volkswagen está en la obligación de alcanzar un margen operativo del 4% en el año 2020. Para lograrlo, lo que la compañía va a hacer -según Herbert Diess, encargado de la división de turismos del fabricante- es minimizar la jerarquía, la burocracia y confiar miles de millones en inversiones cuyos fines sean la digitalización y los vehículos eléctricos. Por su parte, está previsto que estas inversiones creen 9.000 nuevos puestos de trabajo, a la vez que suponen una reestructuración del gigante alemán para adaptarse al coche eléctrico.