Dakar 2021: Carlos Sainz, a por el cuarto triunfo

Carlos Sainz y Lucas Cruz intentarán revalidar la victoria obtenida en la pasada edición del rally Dakar. La península arábiga será de nuevo el escenario de una prueba en la que hay importantes novedades.


Tenemos hambre de carreras, hambre de raids y hambre de triunfos. La situación socio-sanitaria global ha reducido drásticamente las competiciones celebradas durante el año, pero la A.S.O. ha trabajado para mantener el Dakar en marcha. Su experiencia como organizadores en el Tour de Francia celebrado después del verano les ha servido para consolidar un protocolo que pueda, en principio, mantener seguros a todos los implicados de la caravana: deportistas, mecánicos, federativos, prensa…

Será, así, la primera edición de la carrera con severas medidas de seguridad sanitaria tanto previas como durante su celebración. Los vehículos se han trasladado desde Marsella en un embarque lo más ágil posible, los aviones de traslado del grupo humano desde los diferentes puntos del planeta serán vuelos controlados, habrá tests de forma continua, y se aislará a los posibles infectados para cortar los brotes que pudieran llegar a producirse. Y esto es importante, ya que, llegado el caso, estas «bajas» podrían comprometer alguno de los proyectos deportivos, incluso aunque las tripulaciones no llegaran a dar positivo, al tener que quedar elementos humanos vitales aislados de la competición de forma fulminante. Y es que en el Dakar piloto y copiloto son solamente una pieza de una gran estructura.

Pero hay otros aspectos importantes que hay que tener en cuenta para entender esta edición 2021: las categorías se han vuelto a modificar por parte de la organización, se intentará controlar la velocidad media de la carrera con medidas que hagan bajar el ritmo a los participantes y se hará crecer el rutómetro digital en número de usuarios, manteniendo su entrega minutos antes de la salida de cada jornada. El número de inscritos desciende ligeramente, bajada que no ha ido a más por la creación de una nueva categoría (o, más bien, una carrera paralela) para participar con todoterrenos antiguos.

Todos contra uno

No cabe duda de que el tándem Carlos Sainz-Lucas Cruz, sobre su buggy Mini, es la referencia para todos los asistentes. Brillantes ganadores de la edición 2020, han mejorado su vehículo, se han mantenido en forma y tan solo cabe tener en cuenta que se han prodigado menos de lo deseable por todos en tests y carreras debido a la coyuntura que estamos viviendo. Además, el futuro está garantizado, ya que la entrada de Audi en el Dakar permite a la pareja deportiva albergar horizontes de nuevos proyectos de futuro. ¿Quién mejor que ellos para hacer a una nueva marca ganadora de la prueba?

Frente a este poderío, hay que tener en cuenta como rivales en primer lugar a sus compañeros de equipo Peterhansel-Boulanger, quienes querrán también hacerse con la carrera con un coche gemelo y, cómo no, los Minis 4×4 de la propia estructura en manos de Terranova-Graue, Vasilyev-Tessiro, Khoroshavsev-Nikolaev y Spinelli-Haddad.

Pero una de las cosas que hace grande al Dakar actual es que la cabeza de carrera no es, ni mucho menos, una copa monomarca. Enfrente estará la armada Toyota, con Al-Attiyah-Baumel como líderes, seguidos de De Villiers con nuestro Álex Haro en el asiento derecho. Dentro del equipo oficial de los pick up japoneses debutarán las parejas sudafricanas Variawa-Murphy y Lategan-Cummings, quienes deberán acumular experiencia y asistir a los primeros coches del equipo. Y la armada de Toyotas se verá reforzada por los competitivos coches de Overdrive, que tiene en Al Rajhi-Von Ziztewitz, Ten Brinke-Colsoul, Przygonski-Gottshalk y Chabot-Pilliot a sus mejores bazas.

Por acabar con los prototipos 4×4 con posibilidades de destacar, los Ford de Prokop y Zapletal podrían tener su momento de gloria, mientras que los debutantes Hunter del equipo BRX, con Loeb-Elena y nuestros Roma-Oliveras, llegan sin apenas rodaje, y deberán evolucionar y ajustar su puesta a punto durante la carrera sin que los problemas de juventud les pasen demasiada factura, aunque podrían dar fogonazos puntuales de la competitividad que se les supone.

Muy interesante se plantea la batalla entre los dos ruedas motrices, ya que, tras los dos a priori inalcanzables Mini, hay que contar con los Century de Saedian-Kuzmich, Corbett-Burke y Serradori-Lurquin; no olvidemos que estos últimos ganaron la octava etapa de la pasada edición, privando a Fernando Alonso de la que podría haber sido su primera victoria de etapa en el Dakar. Detrás de los Century, los Optimus de Housieaux-Vitse y Lavieille-Garcin y por supuesto los reacondicionados Peugeot de Al Qassimi-Panseri, Despres-Horn y Strugo-Borsotto van a tener un cuerpo a cuerpo diario, y para los entendidos, serán la salsa de la carrera.

Españoles en la lucha

El resto de coches españoles de la caravana tiene al Toyota Hilux de Esteve-Pujol como el más propicio para destacar dentro de los privados, contando con apoyo de la filial española de Toyota. Isidre es tajante: «Llevamos mucho tiempo preparando la carrera, y lo que tengo es ganas de que empiece, participar con el coche con el que siempre había soñado es un aliciente». Los Plaza padre e hija afrontan de nuevo el reto. Manuel se muestra optimista: «Lo sufrido el año pasado nos servirá en esta edición en la que pensamos hacer muy buen papel con nuestro Sodicars».

Otro clan familiar, el de los hermanos Rodríguez, rememora a los equipos veteranos «hechos a sí mismos» con un revisado Toyota en el que han trabajado muchas horas con la intención de acabar la carrera, circunstancia similar a la de Bravo-Banderas, de cuya preparación también son responsables. El último inscrito es el Toyota Land Cruiser de Font-Brugué, que es la asistencia rápida de los buggies del equipo de FN Speed. Estas tres últimas tripulaciones citadas forman parte de esta estructura que merece capítulo aparte. Cabe destacar la ausencia de Xavi Foj, tras tres décadas ininterrumpidas de participación. Según sus propias palabras: «Me he dormido. El reglamento sigue sin convencerme a la hora de participar con garantías sin ser oficial y sin necesitar un presupuesto desorbitado. Han pasado los meses y para repetir con mi coche voy tarde. En 2022 volveré».

En coches de serie, casi sin inscritos, la victoria está asegurada para los Toyota oficiales de Miura o Basso. Y es una pena, ya que este debería ser el grueso de los inscritos, pero las marcas y la organización están a otra cosa. Dentro de este grupo están los denominados para esta carrera T-3, menos de una docena de buggies ligeros mejorados o prototipos que registran marcas inscritas que no tienen faceta comercial. El habitual del Mundial de Rallies, Kris Meeke (PH) y Mitchell Guthrie (OT3), son los más capacitados para hacerse con la victoria de la categoría.

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