Según la legislación, es vehículo híbrido “todo aquel que incorpore dos o más convertidores de energía”. Y técnicamente, eso significa que los coches de GLP y Gas Natural Comprimido son híbridos y merecen la etiqueta ECO.
La clave no reside en la posibilidad de usar dos combustibles (eso puede hacerlo un bifuel adaptado para funcionar con gasolina o etanol) sino en la presencia de dos tanques y dos sistemas de inyección independientes.
El uso de GLP y GNC apareja, además, ciertas ventajas ambientales: las emisiones de CO2 baja un poco, y los niveles de partículas y NOx también mejoran.
Detalles mecánicos de los coches de gas
Estos coches emplean un único propulsor “de ciclo Otto” o “de gasolina” o “de encendido por chispa”, que cuenta con dos sistemas de inyección independientes: uno original, el de gasolina, y otro adicional para el GLP o el GNC.
Cuentan además con depósitos independientes para ambos combustibles… y, generalmente, de un mecanismo para selecciona qué combustible queremos emplear (siempre presente en el caso del GLP y poco frecuente en el de los coches de CNG).
Visualmente, la única diferencia es la existencia de dos bocas de llenado, dos indicadores de combustible y algo de “fontanería” adicional en el vano motor. Es conveniente analizar la capacidad de ambos depósitos de combustible y ver si cuadra con la disponibilidad de GLP o GNC en nuestro entorno y recorridos habituales.
En el caso del GLP, también conviene tener en cuenta que supone ciertos sacrificios en el maletero, ya sea mermando el espacio o prescindiendo de la rueda de repuesto.
La razón económica de existencia de estos vehículos es un coste inferior del combustible alternativo (sobre todo, derivado de una fiscalidad menos gravosa), de manera que lo preferible sería usar siempre GLP y GNC. Sin embargo, la densidad de puntos de repostaje es discutible (especialmente en el caso del CNG).

Personalidad de los coches de gas
Aunque el empleo del combustible alternativo implica cambios en la sonoridad y la
respuesta del motor, son terriblemente sutiles. Básicamente es el mismo coche… pero usando un combustible que brinda un coste por kilómetro más barato.
En el caso del GLP, hablamos de costes similares al diésel (sin la complejidad de sus sistemas de tratamiento de gases de escape). En el caso del CNG, podemos
lograr el coste por km más bajo del mercado, rivalizando incluso con el de un coche eléctrico cargado con electricidad a precios de suministro doméstico.
A quién sí le interesa comprar un coche microhíbrido
Si buscas la etiqueta ECO más asequible (unos 1.000 euros de coste adicional respecto de un “etiqueta C”) y un coste por km similar o inferior al diésel sin afrontar la inversión inicial ni padecer su nivel de ruidos y vibraciones, y tienes acceso sencillo a puntos de repostaje, puede ser la opción perfecta.
A quién no le interesa comprar un coche microhíbrido
Descártalo si no tienes acceso al combustible (especialmente en el caso del CNG). Tampoco es una opción válida si buscas prestaciones medias o elevadas, porque no encontrarás ninguna alternativa “de serie”: actualmente, todos los fabricantes han descartado invertir en la puesta a punto necesaria de cara a sus motores más sofisticados y “apretados”.
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