Los ‘full hybrid’ son coches híbridos que incorporan una batería de alta tensión, uno o dos motores eléctricos capaces de mover al coche de manera holgada y en solitario, y una batería del entorno de los 0,8 kWh, que no tendría sentido recargar y apenas brinda un puñado de miles de metros de autonomía.
La expresión “full hybrid” significa que son capaces de iniciar la marcha y sostenerla en modo de propulsión 100 % eléctrico, y da una idea del grado de competencia de su sistema híbrido, cuyo principal propósito es reducir tanto consumos (de cara a los clientes) como emisiones homologadas (de cara al cumplimiento, por parte del fabricante, de las directivas europeas).
Detalles mecánicos y de uso de los coches híbridos ‘full hybrid’
La variedad de soluciones mecánicas para construir un full hybrid es enorme,
pero podemos distinguir entre tres familias principales.
El híbrido “paralelo” es el más sencillo. Básicamente consiste en una sucesión de motor térmico + motor eléctrico + caja de cambios. La expresión “paralelo” hace referencia a la posibilidad de que ambos motores, térmico y eléctrico, propulsen el coche de manera simultánea.
La simplicidad mecánica de esta alternativa limita un poco el máximo ahorro de combustible alcanzable: se recupera energía durante las frenadas que se invierte de nuevo en la aceleración, y se evita arrancar con el motor térmico, pero el papel de éste sigue siendo muy protagonista durante la circulación con paradas frecuentes.
Por otro lado, es la opción que preserva más el carácter “convencional” del propulsor, además de la menos compleja y más asequible. Fabricantes asiáticos como Hyundai y Kia, o europeos como el grupo Volkswagen, BMW o Mercedes, apuestan por esta solución.
El híbrido “serie” también es sencillo, pero diametralmente opuesto al “paralelo”. En este caso, el motor térmico no está conectado a las ruedas y su única misión es accionar un generador eléctrico que mantiene cargada la batería y alimenta el motor
eléctrico que hace girar las ruedas.
Esta solución es excelente en tráfico de baja velocidad con frecuentes paradas, porque el motor térmico siempre funciona en su punto de máxima eficiencia, con independencia de la velocidad. Sin embargo, y una vez a velocidad de crucero, suele ser más eficiente accionar las ruedas directamente, sin intermediarios eléctricos.
El mejor representante de esta “especie” es la tecnología E-Power de Nissan, aunque otros modelos, como el Mazda MX-30 e-REV también la usan.
Lógicamente, los “híbridos serie-paralelo”, que cuentan con sistemas de transmisión que permiten combinar ambas estrategias, son los que ofrecen el máximo ahorro de combustible, aun a costa de una complejidad mecánica notable que tiene un impacto en el precio del vehículo que ronda los 4.000 euros. BYD, Honda, Toyota, MG o Renault usan distintas soluciones mecánicas con estas características.
La personalidad de los coches híbridos
Un “full hybrid” es un coche que exhibe puntualmente características de un
coche 100 % eléctrico. Por ejemplo, el inicio de la marcha suele producirse
sin el concurso del motor térmico. Sin embargo, el escaso tamaño de la batería
no autoriza recorridos 100 % eléctricos de más de unos 2.000 metros, y siempre que se maneje el acelerador con suavidad.
La cantidad de tiempo que el coche pasa en modo 100 % eléctrico es un buen indicativo del consumo medio esperable, que siempre debería situarse por debajo de los 5,0 l/100 km conduciendo con suavidad.
En estos híbridos existen tres aspectos delicados que deben analizarse de cara a la compra. El primero es el tacto del freno, que a veces resulta impreciso y poco lineal, dificultando la ejecución de frenadas de intensidad media hasta la detención y con una tasa de deceleración constante.
El segundo es la sonoridad: dado que parte del ahorro de combustible procede de mantener el motor térmico en un punto de funcionamiento eficiente, hay momentos en el que el sonido del motor no está coordinado con la velocidad del coche o el
grado de aceleración, lo que puede resultar desconcertante e incluso molesto.
El tercero es el margen en el que se dispone de las máximas prestaciones. Estos híbridos anuncian una potencia máxima que, en muchos casos, es muy superior o incluso duplica la que ofrece el motor térmico… sin embargo, la capacidad de la batería es la que dicta cuánto tiempo podemos demandar esa potencia de manera sostenida.
En llano y a velocidades legales, o en carreteras de curvas, no supone un problema, porque el motor térmico puede “reponer” la energía que vamos gastando, pero en subidas prolongadas pueden resentirse las prestaciones, el confort acústico o ambos.
A quién sí le interesa comprar un coche híbrido
A quien busca la etiqueta ECO, recorre mucha ciudad y busca buenos
consumos en carretera, capaces de rivalizar con los de un diésel.
El cliente ideal realiza una conducción conservadora y eficiente, disfruta del
carácter eléctrico de la propulsión y comprende que el fabricante ha tenido que suscribir algunos compromisos para ofrecer un producto con una relación calidad-prestaciones-consumo-precio razonable.
A quién no le interesa comprar un coche híbrido
A quien piense usar con frecuencia la potencia máxima anunciada, vaya a realizar
una conducción deportiva, o se enfrente a carreteras desafiantes en términos de
cantidad de adelantamientos, pendientes, cambios de ritmo, etc… puede sentirse defraudado por las características acústicas y una entrega de potencia poco consistente.
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