El coche eléctrico 100 % tiene muchos clientes potenciales… pero, sin duda, no es para todo el mundo. Analizamos para quién es adecuado y para quién no.
A quién sí le interesa comprar un coche eléctrico
La primera ventaja que valoran los compradores son las asociadas a su etiqueta CERO, que suele traducirse en la posibilidad de aparcar de manera gratuita y sin límite de tiempo en zonas de Estacionamiento Regulado y la de entrar en zonas de bajas emisiones.
Este privilegio, que obviamente acabará algún día, es una de las razones por las que su adopción es sensiblemente superior en grandes núcleos urbanos como Madrid y Barcelona. Aunque hace mucho que dejaron de ser “coches para recorridos urbanos”, las versiones más asequibles, dotadas de las baterías menos grandes, desempeñan ese servicio de una forma excepcionalmente brillante.
El segundo target lógico son aquellos que pueden obtener un beneficio económico
relevante del bajísimo coste por kilómetro de un eléctrico. Entre aquellos usuarios con recorridos diarios superiores a los 100 kilómetros, el ahorro puede dar de sobra para compensar de forma sustancial la cuota de un eléctrico, especialmente si se trata de un usado.
Este planteamiento es extensivo a quienes realicen recorridos largos pero repetitivos o, aunque sean variables, siempre discurran por vías de comunicación
principales. La razón es que no hay ningún problema a la hora de viajar con un eléctrico… los problemas aparecen cuando no es posible realizar una planificación adecuada.
Finalmente, y estos son dos grupos de clientes muy evidentes, están aquellos
interesados en la tecnología y los concienciados con las emisiones. En cuanto
a los primeros, y actualmente, los vehículos eléctricos se han convertido en la punta de lanza del resto de innovaciones relacionadas con el interfaz, el chasis o las ayudas a la conducción, convirtiéndose en el escaparate en el que las marcas publicitan todas sus innovaciones.
En cuanto a los segundos, un vehículo eléctrico les permitirá moverse con el
mínimo impacto… en todos los aspectos: mínimas emisiones de CO2, nulas emisiones de gases contaminantes, mínimas emisiones de partículas y mínima contaminación acústica.
A quién no le interesa comprar un coche eléctrico
En toda la historia de Autofácil no se ha dado ni un solo caso en el que un
coche sea adecuado para todos los públicos… y por eso hay tanta variedad de modelos en el mercado. Aunque los 100 % eléctricos han hecho progresos espectaculares en la última década, hay algunos perfiles de cliente que sencillamente no son los adecuados.
El primero es aquel que no quiere, visceralmente hablando, un coche eléctrico. Es una opción muy legítima. Si tu apetencia por la tecnología entra en conflicto con tus dudas acerca de la tecnología eléctrica, alguna clase de prejuicio o incertidumbre… deberías probarlo primero… y puede que un renting sea la forma adecuada y prudente de acercarte a la tecnología.
El segundo es quien no puede cargarlo en su casa. Esta condición no excluye el uso de un coche eléctrico, porque cada vez hay más alternativas públicas de recarga pero, y de cara a obtener la máxima satisfacción del cliente, no lo recomendaríamos.
El tercero es quien realiza muchos kilómetros al año, por vías cambiantes y
de manera poco planificada. Esa clase de usuario es carne de diésel, una tecnología muy respetable y que aún tendrá mucho recorrido.
El cuarto está relacionado con el anterior, y se trata de aquellos usuarios que circulan por sistema por encima de la velocidad legal. Se trata de algo que no se debería de hacer… pero seamos realistas: se hace, sobre todo si se viaja con frecuencia, si el viaje es largo o hay un compromiso inquebrantable con la hora de llegada, porque esos 15 o 18 km/h extra comienzan a convertirse en una ventaja tangible.
La velocidad es el factor que mayor impacto tiene en el consumo, y la mayor parte de los eléctricos actuales pierden gran parte de su polivalencia cuando se conducen como en una autobahn alemana.
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