Hay mucho que pulir en el Extreme E, la nueva competición de buggys 4×4 eléctricos creada por Alejandro Agag. Superada la resaca de su primer evento, faltó emoción tanto en las clasificaciones como en las carreras del domingo. Faltó detalle; las retransmisiones mostraban planos demasiado abiertos, y el polvo levantado por los coches se hizo el auténtico protagonista, poniendo en evidencia que quizás el desierto arábigo no era, al menos durante esta época del año, el mejor escenario para empezar la serie. Y a todo esto habría que sumar la incomprensible ausencia de luces de polvo en los vehículos, que podrían haber evitado algún incidente y ayudado a cerrar los huecos entre los participantes.
Pero lo importante es que el Extreme E ha arrancado, y ya en el mismo viernes pudimos ver unos pilotos ávidos de demostrar que no se han embarcado en este reto para dar un paseo. Como ya presagiábamos en nuestro previo, los vuelcos no tardaron en llegar. Más de una cuarta parte del peso del vehículo se sitúa a la espalda del piloto, en la forma de una batería cúbica que eleva enormemente el centro de gravedad. No estamos diciendo que el Odyssey 21 esté mal concebido, pero sí que sus pilotos van a tener que acostumbrarse a lidiar con ese gran momento de vuelco que va a acompañarles cada vez que una rueda exterior prefiera agarrarse en vez de deslizar.
Un vuelco escalofriante
Claudia Hürtgen fue la primera que aprendió la lección, con un escalofriante vuelco a alta velocidad en la primera sesión de clasificación. La piloto alemana del equipo Cupra dio cuatro vueltas y media de campana por intentar amarrar demasiado el coche en un apoyo rápido a izquierdas. El incidente sirvió para probar la seguridad de la estructura tubular del Odyssey 21, ya que la piloto no sufrió daños.
Hürtgen tuvo en realidad un aciago fin de semana, puesto que también se vio implicada en la primera gran colisión de esta competición, protagonizada en realidad por el agresivo piloto norteamericano Kyle LeDuc, quien, cegado por el polvo, «se la encontró» en la trayectoria de su Hummer cuando estaba recortándole tiempo a marchas forzadas y le propinó una fuerte embestida. Y no fueron estos los únicos incidentes.
El veterano piloto galo Stéphane Serrazin también volcó su buggy, Catie Munnings sufrió un pinchazo y nos obsequió con una magnífica lección de pilotaje «a tres ruedas», y el coche de Sébastien Loeb y Cristina Gutiérrez se volvió inconducible al quedarse sin dirección asistida en la manga final.
Cambio de reglas
Así que el polvo y los incidentes obligaron a la organización a improvisar, y el sábado en lugar de carreras clasificatorias hubo vueltas cronometradas, mientras que el domingo se redujo el número de coches en cada carrera, dejando unas descafeinadas parrillas de salida de tres buggys, muy separados entre sí; parrillas de salida en paralelo (como en el rallycross), en las que los equipos más populares en las redes sociales elegían posición, otra de las novedades (quizá la más controvertida) de este formato inédito y revolucionario.
Y es que en este escenario, estaba claro que quien llegaba primero a la primera curva, como bien apuntaba un decepcionado Carlos Sainz, tenía la carrera prácticamente ganada, ante la imposibilidad de ver nada detrás del polvo generado por los coches. Seguramente en otros escenarios la visibilidad (o la falta de ella) será bastante menos importante, y tampoco habrá tanta diferencia en la zona de salida, donde una mayor acumulación de arena está claro que lo complica todo enormemente.
Los protagonistas
Muy fuertes durante todo el fin de semana, Johan Kristoffersson y Molly Taylor no dieron opciones y llevaron el vehículo del equipo de Nico Rosberg a la victoria, con Timmy Hansen y Catie Munnings (Andretti United) en segunda posición, y la pareja francoespañola formada por Sébastien Loeb y Cristina Gutiérrez, en el tercer escalón del podio.
Cristina dejó unas fantásticas sensaciones durante todo el fin de semana. Su compenetración con Loeb es perfecta, y en Prodrive (que gestiona este equipo, del que es titular Lewis Hamilton) ya están buscando patrocinadores para tratar de alinear una tercera unidad del BRX en el próximo Dakar con Cristina a los mandos, que se uniría, así, a Loeb y a Nani Roma. De momento, la burgalesa, apoyada por Red Bull, ya ha conseguido presupuesto para correr, con un Ford Fiesta N5 de RMC, en el próximo rally de tierra de Lorca en el que está siendo un año inolvidable para ella.
Carlos Sainz y Laia Sanz no pudieron brillar en esta primera participación, si bien se sitúan cuartos en la general, y justo detrás lo hace el Hispano Suiza de Oliver Bennett y Christine Giampaoli.
La próxima carrera
Pero el paso del Extreme E por Arabia Saudí ya es historia, y la próxima parada del St. Helena, el barco que transporta al completo el circo del Extreme E por todo el mundo, será en Senegal, en las inmediaciones del Lago Rosa, que tradicionalmente ha marcado la etapa final del antiguo rally París-Dakar.
El Ocean X-Prix se disputará los días 29 y 30 de mayo, con un recorrido de en torno a ocho kilómetros de longitud que promete combinar pistas y arena, pero del que no sabremos mucho más hasta que la feche esté más cerca. Nuevamente, los favoritos serán quienes tengan más experiencia en estas superficies (Carlos Sainz, Laia Sanz, Sébastien Loeb y Cristina Gutiérrez), sin olvidar al siempre rápido Kyle LeDuc y a los ases del rallycross (Mattias Ekström, Timmy Hansen y Johan Kristoffersson), quienes se han mostrado asombrosamente rápidos en una superficie que, a priori, no era su especialidad. Recuerda que aquí te mantendremos al tanto de los horarios de las carreras y de dónde verlas en directo.