El frío del invierno, sumado a la lluvia, nieve, hielo… o circunstancias como el mayor número de horas de oscuridad hacen que tengamos que extremar precauciones en la carretera. Si sigues estos consejos, te ahorrarás más de un susto…. o disgusto.
1.- Mira las presiones de los neumáticos
Con el firme deslizante, es vital que los neumáticos tengan la presión correcta. Si están demasiado hinchados, su flanco será muy rígido y perderás adherencia porque el momento en el que empiecen a deslizar llegará antes. Aunque lo peor es llevarlos poco inflados, porque entonces el aquaplaning se inicia a mucha menos velocidad.
2.- Limpia los cristales
Un parabrisas sucio comienza a empañarse mucho antes que uno limpio. Tras limpiarlo por dentro, aplica una capa de un producto antivaho (desde unos 5 euros); por fuera, trátalo con un repelente de agua como Rain X (por 10 euros en Norauto); cuando llueva, te permitirá ver claramente incluso sin usar limpiaparabrisas (renuévala cada vez que los efectos empeoren).
3.- Limpia las luces
La suciedad que se deposita sobre los faros y pilotos disminuye dramáticamente su eficacia: no sólo ves menos, sino que también se te ve menos. En concreto, la sal de la carretera crea una película fina que no parece importante a simple vista, pero que puede absorber la mitad de la luz de tus faros.

En la instrumentación, el testigo de la luz antiniebla trasera es de color naranja por un buen motivo: cuando no hay niebla, resulta muy molesta para el resto de los conductores. De forma que, si puedes ver los pilotos traseros del coche que te precede con claridad, apágala.
4.- Nunca granizando
Una carretera cubierta con granizo es más deslizante que una helada (sobre la que cuesta mantener el control del coche incluso con neumáticos de invierno). ¡El granizo actúa como si se tratara de una capa de canicas! Espera a que se funda para iniciar el viaje. Si estás en marcha y la carretera comienza a cubrirse, detente; a poder ser, a cubierto bajo un puente y siempre en un lugar donde seas visible.
5.- No apagues el ESP
Sólo existe una circunstancia que requiere desconectar el ESP, y es balancear el coche hacia adelante y atrás para desatascarlo si ha quedado empanzado en nieve, y se debe reconectar de inmediato. ¡No tiene ningún sentido circular sin control de estabilidad cuando la estabilidad disponible es limitada!
6.- Lleva combustible
Cuando el coche está parado, pero con el motor en marcha, consume algo más de 0,5 litros por hora.
7.- Nunca en primera
El secreto para arrancar sobre firme deslizante es hacer girar las ruedas con suavidad. La primera es demasiado corta para eso. Si no consigues arrancar, no insistas más y prueba en segunda, tercera… ¡o incluso en cuarta! Tendrás que hacer patinar el embrague, y probablemente percibas ese olor característico. No es preocupante, pero ¡asegúrate de que no sale humo de debajo del coche en ningún caso! Prueba primero con control de tracción (algunos son capaces de hacer milagros). Si todo falla, introduce bajo las ruedas algo que agarre sobre el hielo (las ramas suelen dar buen resultado…).
8.- ¿En retirada?
Si circulas por una carretera de montaña tan deslizante que no puedes seguir avanzando, y te encuentras atrapado en una pendiente que no puedes superar, estás a punto de descubrir que retroceder es tu única solución, y que hacerlo sin perder el control también es difícil… sobre todo cuesta abajo.
Una forma de comenzar a moverse marcha atrás en una pendiente empinada es hacer lo siguiente: inserta la marcha atrás, apaga el motor, suelta el embrague y quita el freno de mano, de forma que sea el propio motor el que frene el vehículo. Ahora, sin pisar el embrague, acciona brevemente el arranque. El coche comenzará a retroceder al paso de una persona y sin deslizar ni un centímetro. Para pararlo, recuerda frenar con suavidad o comenzará a patinar.

9.- Haz caso al aviso
Casi todos los coches modernos emiten un aviso cuando la temperatura exterior desciende de los cuatro grados; momento en el que es probable encontrar hielo sobre la calzada. Ten en cuenta que ni siquiera los neumáticos de invierno modernos, que hacen del conducir sobre nieve un juego de niños, ofrecen mucha adherencia sobre hielo. Para evitarlo, debes saber que el hielo suele aparecer en…
10.- Los charcos
Los charcos y regueros esconden dos riesgos:
Si son lo suficientemente profundos, pueden provocar aquaplaning. Sucede cuando una película de agua consigue despegar completamente el neumático de la carretera, de forma que esa rueda o ruedas dejan de ser capaces de ejercer fuerzas en ninguna dirección. En las ruedas delanteras, el aquaplaning significa quedarte sin frenos y sin dirección. Y no hay solución posible… salvo esperar a que el charco termine o la velocidad baje y el neumático aterrice.
Si hace suficiente frío, los charcos pueden helarse…. y pueden tardar horas en deshelarse… o no hacerlo en todo el día si están en sombra. Un pequeño truco para detectar charcos helados consiste en fijarse en la cortina de agua que levantan los neumáticos del coche precedente. Si en algún momento desaparece… ¡peligro!
11.- Las curvas
Uno de los procesos que produce hielo sobre una carretera nevada es el paso repetido de vehículos. Este proceso es especialmente intenso a la entrada de las curvas porque, al frenar, el peso del coche se traslada a las ruedas delanteras y ese peso se traduce en que se funde más nieve por presión en la zona donde frena todo el mundo… que después no se convierte de nuevo en nieve, sino en hielo. Si no ha pasado un quitanieves desde hace tiempo, puede ser la trampa perfecta.
12.- Los viaductos
La tercera forma más importante que crea hielo sobre la carretera es el viento constante. Este fenómeno consiste en el efecto abrasivo que tienen los cristales microscópicos de hielo que arrastra el viento, que son capaces de pulir una capa de nieve hasta dejarla convertida en un espejo perfecto. La carretera ideal para que ocurra esto es, a la vez, el lugar más peligroso: los viaductos de las autopistas. Aunque la típica recta infinita que tiene la calzada sobreelevada respecto del paisaje también tiene todas las papeletas.
13.- Sal con cuidado
Seguro que alguna vez te has sorprendido (e incluso asustado) porque, habituado a la velocidad de crucero en autopista, has tomado una salida a demasiada velocidad. Pues imagina una salida de autopista congelada. Y es probable que lo esté porque, aunque por la autopista pasan todos los coches, es posible que tu salida no la haya tomado nadie desde hace horas.
14.- Recuerda: conduces hacia donde miras
Aunque la conducción te parezca una tarea plenamente ‘consciente’, lo cierto es que una gran parte se desarrolla de forma instintiva. Por ejemplo, muchos estudios han demostrado que conducimos hacia donde miramos. Eso significa que, si en caso de emergencia te quedas mirando a un obstáculo, conducirás hacia él irremediablemente (es algo que, por desgracia, sucede con frecuencia). Evitarlo requiere entrenamiento (en muchos cursos de conducción se realizan ejercicios orientados a ‘conducir hacia el hueco por el que quieres pasar’), pero ser consciente del hecho es un primer paso. Así que, vayas de frente o de costado, mira siempre hacia donde quieres ir.

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