Cualquier aficionado al automóvil sabe que Enrique Hernández ´Luike´, presidente editor de Luike Iberoamericana de Revistas, es una figura clave en el sector de la automoción de nuestro país. Desde que, a mediados de los años 50, fundara la agencia de noticias de motor Motorpress, este onubense de nacimiento y criado en Sevilla, ha publicado más de 96.500 revistas de automóviles y motocicletas en España€ pero también en Portugal, México, Argentina y Brasil; que suponen, en total, más de once millones de páginas.
Mucho ha llovido desde que, con apenas 10 años, Enrique hiciera su primer ´negocio´: comprar de buena mañana todos los tickets de los caballitos de la feria de Sevilla para, por la tarde, revenderlos con beneficio a aquellos que no querían aguardar la cola. Y 60 años -sí, 60- desde que en 1956 Luike se hiciera con la propiedad de la revista Motociclismo, con la dio comienzo su andadura como uno de los editores de publicaciones más importantes de nuestra historia reciente.
Ante tal señalado aniversario, uno de los primeros homenajes ha sido el organizado en Classic Auto Madrid 2016, que tuvo lugar, del 26 al 28 de febrero, en el pabellón de Cristal de la Casa de Campo. A él asistieron numerosos representantes de los fabricantes de automóviles, como Mazda, SEAT, Fiat y Jeep, Porsche€, así como ilustres periodistas de motor -algunos de ellos, ex empleados de Enrique- como Virgilio Hernández Ribadulla, Arturo de Andrés, Luis Alberto Izquierdo o Eduardo Azpilicueta. Tampoco faltaron a ese entrañable acto los hijos del homenajeado, empleados de Luike y numerosos amigos de otros medios.
El hueso «de Fangio»
60 años de profesión dan para numerosísimas anécdotas. Y una de las que más orgulloso se siente el propio Enrique es de haber compartido mesa y mantel, nada más y nada menos, que con Juan Manuel Fangio: el cinco veces campeón del mundo de F1. Luike aprovechó el homenaje de Classic Auto –aquí puedes ver imágenes de esta feria- para relatar, entre risas, cómo, tras finalizar esta amistosa comida, que tuvo lugar en el circuito de Nurbürgring -Alemania-, el argentino, jocoso y algo burlón, quiso realizarle un regalo muy especial. «Así podrá usted presumir de que tiene un hueso de Fangio», le dijo muy serio el piloto€ y le entregó un hueso de cerdo que quedaba en su plato. Una vez debidamente lavado, ese hueso lo ha atesorado Enrique durante décadas, y durante mucho tiempo ha estado presente en su despacho.
Este cariñoso homenaje fue uno de los numerosos actos que tuvieron lugar en esta edición de Classic Auto, que batió récord de asistencia, de forma que este año más de 40.000 aficionados pudieron, a lo largo de tres días, disfrutar de más de 500 automóviles y motocicletas clásicas, así como una amplia zona de venta de productos y servicios relacionados con los clásicos; desde recambistas a tapiceros, pasando por librerías especializadas o vendedores de juguetes y réplicas a escala.