Prueba del Ferrari Portofino: un descapotable muy versátil

El nuevo descapotable de la firma italiana supone un gran salto tecnológico con respecto al California al que sustituye, y dice Ferrari que es su modelo más práctico. Veamos...


Lanzado como reemplazo del añejo California, que se convirtió en California T en 2014, el Portofino de 160.200 euros y capaz de alcanzar 320 km/h es el Ferrari más utilizable que el dinero puede comprar, según la propia marca. Así que, aunque no sea el modelo más dramático de los que se fabrican en Maranello actualmente, sí es el más práctico, con más espacio trasero que el California, un maletero más grande, un interior rediseñado, un mayor equipamiento y también mejores prestaciones y un nuevo chasis. El Portofino, por tanto, es un Ferrari que deberías poder conducir todos los días del año.

Gracias a una importante pérdida de peso, con un motor V8 más liviano o asientos con estructura de magnesio, el modelo es también 65 kilogramos más ligero que el California T. Al mismo tiempo equipa una evolución de la dirección eléctrica estrenada por el 812 Superfast, mientras que en el eje trasero hay un diferencial electrónico E-Diff de tercera generación, en lugar del más convencional y menos efectivo diferencial mecánico del California.

Ferrari Portofino

El propulsor del Portofino es una versión completamente revisada del bloque 3.9 litros V8 biturbo del California T. Produce 600 CV a 7.500 rpm y un par motor máximo de 760 Nm entre 3.000 y 5.250 vueltas, con unas emisiones de ´sólo´ 245 g/km de CO2. Alcanza una velocidad punta de 320 km/h y, gracias a un sistema Launch Control, acelera de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos y de 0 a 200 km/h en 10,8 segundos. Así pues, aunque es un Ferrari práctico y utilizable, también es extremadamente rápido.

Como en cualquier Ferrari actual, la caja de cambios es automática de doble embrague, en este caso de siete velocidades y con levas en la columna de dirección. Las transiciones prometen ser más rápidas y suaves que antes, en función del ajuste elegido en el Manettino.

Tanto el motor del Portofino como su nivel de prestaciones puras resultan impresionantes, pero es en el chasis, la dirección y la suspensión donde más se nota la evolución; principalmente porque han buscado crear un coche lo más capaz posible, sin perder la facilidad de conducción. Para conducir el Portofino rápido no hace falta el nivel de habilidad que sí requieren el resto de modelos de la gama, según Ferrari.

Ferrari Portofino

Por tanto, el Manettino se ha simplificado y ofrece tres ajustes: Comfort, Sport y ESC off. El nuevo diferencial electrónico consigue mucha más tracción que antes, algo que descubres en cuanto pisas a fondo el acelerador en una marcha corta. El Portofino apenas se menea y simplemente te catapulta hacia delante.

Los amortiguadores también son electrónicos y cambian de dureza dependiendo del modo seleccionado, e incluso se puede elegir el ya común en Ferrari y muy efectivo modo bumpy road pensado para carreteras bacheadas, con independencia de la posición del Manettino. De esta manera, se puede poner la suspensión en el ajuste más cómodo, pero manteniendo la agresiva y urgente respuesta del motor cuando los modos Sport o ESC off están activados.

Las neumáticos Pirelli P Zero sobre llantas de 20 pulgadas son específicos para el Portofino, aunque no están enfocados para un uso en circuito. No es un coche para eso, asegura Ferrari, a pesar de que con 1.664 kilogramos de peso, no es mucho más pesado –ni lento– que un 488 Spider –que pesa 1.525 kg, pasa de 0-100 km/h en 3 seg. y alcanza los 327 km/h–.

Ferrari Portofino

Las primeras impresiones al montarte, plegar el techo de metal y presionar el botón rojo que enciende el motor, son todas buenas. Excelentes, de hecho. El techo se desliza hacia la parte trasera prácticamente en silencio y en sólo 14 segundos, y los nuevos asientos se sienten geniales, sujetando bien todo el cuerpo y sin que parezca que vayan a ser incómodos en un viaje largo. Además, el nuevo diseño del habitáculo es sensacional. Se respira una gran sensación de calidad en el interior y los mandos son intuitivos tanto por diseño como por tacto, así que enseguida te sientes impresionado, aunque no desconcertado. En principio, el Portofino cumple perfectamente.

También es muy rápido, tal y como descubres tan pronto te pones en marcha y encuentras una carretera lo suficientemente larga y despejada. No hay prácticamente retraso en la entrega del motor V8 biturbo y, por tanto, la respuesta es instantánea cuando pisas el acelerador. Asimismo, suena bastante espectacular a plena carga, con un tono áspero del V8 que acompaña a la impactante aceleración. El cambio de doble embrague, además, funciona a las mil maravillas en cualquier situación, y aparentemente en cualquier ajuste del Manettino.

Ferrari Portofino

A pesar de todo, al final le falta algo al repertorio dinámico del Portofino. La dirección en particular se siente demasiado ligera en cualquiera de sus modos y, por tanto, algo distante en tacto y respuesta. Al mismo tiempo hay una extraña falta de sensaciones en tu trasero cuando enfilas el coche hacia una curva.

Puedes sentir la electrónica haciendo su trabajo casi todo el tiempo, consiguiendo en el coche una comodidad sorprendentemente decente, erradicando los golpeteos de dirección en carreteras rotas y manteniendo la carrocería misteriosamente plana incluso a gran velocidad en curvas rápidas. Pero, al mismo tiempo, la suspensión se siente demasiado artificial en la forma en la que reacciona a lo que se encuentran los neumáticos en su camino, ya sea en rectas o en curvas.

Tira el Portofino de forma agresiva a una curva y, sí, la ausencia de balanceo de carrocería es notable, pero también algo poco natural. El hecho de que la dirección sea súper ligera en todo momento tampoco ayuda, si bien los niveles de adherencia disponibles son impresionantes. En cierto modo parece que estés jugando a un videojuego en lugar de conduciendo un coche de verdad.

Ferrari Portofino

En última instancia es todo demasiado fácil, por lo que al final el grado de satisfacción pura –como la que podría ofrecerte un 488– aquí es inferior a lo que a mí personalmente me gustaría. Ferrari afirma que es exactamente así como debería percibirse el Portofino ya que es un coche para usar todos los días, pero no estoy del todo convencido, a pesar del espacio extra en la trasera, un aire acondicionado mucho más eficiente o un techo duro retráctil brillantemente resuelto.

El pedal de freno de nuestro coche de pruebas también tiene un recorrido demasiado largo para mi gusto, así que a pesar de que la potencia de frenada es excelente, la sensación a través del pedal no lo es tanto. ¿Conclusión? Incluso para un Ferrari de diario, debería haber algo más de sensaciones para completar el conjunto. Si las hubiera, el Portofino sería otro genial coche de Ferrari, porque todo lo demás es excelente. Pero, tal y como está, es un Ferrari muy capaz, pero no uno extraordinario.

Ferrari Portofino

Ferrari Portofino: ficha técnica

Motor 8 cilindros en V, 3.855 cc, twin-turbo
Potencia 600 CV a 7.500 rpm
Par 760 Nm de 3.000 a 5.250 rpm
Largo / ancho / alto 4,58 m / 1,93 m / 1,31 m
Velocidad máxima 320 km/h
0-100 km/h 3,5 segundos
Consumo mixto 10,7 l/100 km
Emisiones CO2 245 g/km
Maletero 292 litros
Peso 1.664 kg (2,77 kg/CV)
Cambio Doble embrague y siete velocidades 
Tracción Trasera, diferencial autoblocante de control electrónico

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