Según el último informe de Dekra 2017 sobre la seguridad vial -con datos de 2016 de diferentes fuentes-, España se encuentra en el quinto lugar por detrás de Suecia, Reino Unido, Países Bajos y Dinamarca. Para nuestro país es un logro importante, ya que la orografía, las vías de doble sentido y la elevada edad promedio de muchos vehículos es muy distinta a la de estos países que nos preceden. Si con alguno podríamos compararnos es con Italia, que se queda lejos en ese luctuoso ranking, en posición 15ª.
Según las estadísticas actuales de fallecidos en España, parece que 2017 finalizará por debajo de las cifras de 2016; un importante dato del que tampoco podemos sentirnos satisfechos. Si lo que pretendemos es lograr la meta marcada por Suecia en 1995, cuando arrancaron con su iniciativa de Visión Cero -en búsqueda de los cero fallecidos por accidentes de tráfico-, aún nos queda mucho por hacer.
Se podría decir que la tecnología y sistemas de fabricación de los automóviles, autobuses y camiones ha ayudado para evitar muchas situaciones fatales. Además, las pruebas de crash test que, desde hace más de 10 años, ya superan todos los coches han aportado una gran parte de la seguridad vial.
En lo que aún nos queda mucho por avanzar es en la educación y el respeto hacia el resto de los conductores y vehículos que circulan por nuestras vías. Y, por último, está en proceso la mejora de las infraestructuras y la señalización dinámica de las carreteras; algo que incluye el proyecto 3.0 de la DGT, que ya utiliza Internet y la información de todos los conductores para anticiparse a situaciones de emergencia.