Una de las cosas maravillosas del Grupo A, del que deriva este Nissan Sunny, es que creó leyendas a partir de orígenes bastante improbables. Los humildes coches en los que se basaban los héroes de homologación a menudo eran aburridos y, de alguna manera, aún resulta más emocionante cuando esas raíces mundanas siguen presentes en el producto final. Quizás no haya un mejor ejemplo de esta fusión de mundos que el Nissan Sunny GTI-R.
Nissan fue una de las compañías peor paradas por el súbito cambio de homologación para la temporada de 1987, y no tardaron en darse cuenta de que el 200SX que había homologado, con su motor V6 atmosférico y su tracción trasera, no iba a comerse un colín. Así que regresaron a la mesa de dibujo y, unos años más tarde, en medio del apogeo en el Grupo A de Toyota, apareció en escena el Sunny GTI-R.

Un Nissan Sunny con tracción de GT-R
Basado en la generación N14 del Sunny (o Pulsar, como se le conocía en Japón), el GTI-R era toda una máquina. Fue lanzado como Pulsar GTI-R por primera vez en 1990, y había modelos GTI-RA y RB, este último más espartano. La versión Sunny llegó en 1992 y su motor SR20DET turboalimentado de 2 litros tenía un poco menos de potencia (7 CV menos) debido a la ECU con especificaciones europeas.
No obstante, gracias al sistema de tracción a las cuatro ruedas ATTESA (Sistema de Ingeniería de Tracción Total Avanzada para Todo Terreno) lograba ofrecer un espectacular 0 a 100 km/h de 5,4 segundos. Se trataba de una versión 100% mecánica del sistema que empleaba el GT-R de la época y, con un peso en vacío de sólo 1.240 kg, el pequeño Sunny hizo un excelente uso del mismo.
Deportivos derivados del Grupo A de rallyes
Pero lo glorioso del Sunny GTI-R es que parece una hermanita de la caridad. Sus diminutas llantas de 14 pulgadas, sus aletas convencionales y su interior monótono ofrecen una apariencia brutalmente incongruente yuxtapuestos con el enorme alerón trasero y el capó del motor con una protuberancia. Por desgracia, el diseño del capó no era lo bastante radical para lo que necesitaba el coche de rally.
El bulto estaba allí para satisfacer las necesidades del enorme intercooler que iba montado encima del motor. Sin embargo, debido al incremento de temperatura en el vano motor (particularmente en concentraciones más cálidas), el intercooler sufría mucho, y acabó recibiendo el sobrenombre de ‘interwarmer’.
La solución para los propietarios de coche de calle era mover el intercooler a una posición vertical frente al motor, pero Nissan no podía hacer esto en el coche de rallyes sin homologar el cambio produciendo otros 5.000 GTI-R. El resultado fue que el único éxito notable del Sunny en sus dos temporadas en el WRC fue un discreto lugar en un podio, conseguido por Stig Blomqvist en el Rally de Suecia de 1992.
Esto a su vez podría explicar parcialmente por qué el Sunny GTI-R es un automóvil tan raro. Sólo se produjeron 771 (en comparación con casi 14k Pulsar GTI-R). Casi 30 años después, el número que queda en estado original, como el que tenemos para esta prueba, debe ser asombrosamente pequeño.
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