San Petersburgo ha sido el escenario elegido por Autovaz para presentar el Lada Azimut, su primer SUV completamente nuevo en casi tres décadas. Y lo hace en un momento en el que Rusia busca desesperadamente reconstruir su industria automovilística con medios propios, tras el vacío dejado por marcas occidentales como Renault -anterior accionista mayoritario de Autovaz, ahora en manos del gobierno ruso-, que abandonaron el país tras el estallido de la guerra en Ucrania.
¿Cómo es el Lada Azimut?
El Lada Azimut nace de la necesidad de autosuficiencia tecnológica y responde a una lógica industrial que recuerda a los tiempos soviéticos: todo, desde el diseño hasta la producción, se ha realizado internamente. Pero el resultado final tiene un aroma inconfundible: el de un Dacia Duster camuflado bajo un nuevo nombre y emblema. Las similitudes son tantas —líneas generales, proporciones, incluso mandos del climatizador— que cuesta pensar que el legado de Renault no siga impregnando, aunque de forma tácita, los pasillos de Togliatti, sede de Autovaz.
El modelo, que llegará a la producción en serie en 2026, presume de una plataforma propia basada en la arquitectura del Lada Vesta, con casi mil componentes rediseñados. Pero lo que más llama la atención es su equipamiento: techo panorámico, climatizador bizona, cámara 360º, asistente de voz ruso y un nuevo sistema multimedia desarrollado junto a Sber, el gigante tecnológico y financiero del país. Toda la interfaz digital se apoya en soluciones patrias como GigaChat o el navegador 2GIS, asegurando así una independencia total de los proveedores occidentales. El propio presidente de AVTOVAZ, Maxim Sokolov, lo deja claro: “este coche simboliza la soberanía tecnológica de nuestra nación”.
En cuanto a mecánicas, el Azimut ofrece tres motores: dos atmosféricos (1.6 y 1.8 litros, con 120 y 132 CV respectivamente) y un futuro turbo de 150 CV con caja automática. Sin embargo, sorprende y decepciona la ausencia inicial de tracción total, una carencia notable para un país donde los inviernos y los caminos rurales son una constante. El nombre Azimut, elegido entre 50.000 empleados del grupo, no es casual: apunta hacia nuevos rumbos, exploración y movimiento.
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