Merkel, reacia al límite de emisiones para 2020

Alemania no está satisfecha con el acuerdo alcanzado para implantar un límite de emisiones de 95 gramos de CO2 por km para el año 2020. Ante el posible daño que pudiera hacer a su industria automovilística, ha paralizado el proyecto.


La presidencia de turno de la UE, que en estos momentos corresponde a Irlanda, había alcanzado el pasado 25 de junio un acuerdo con el Parlamento Europeo para aprobar la normativa, y ayer jueves tenían que haberla votado los países miembros. Pero dicha votación se ha pospuesto ante la postura adoptada por Alemania, República Checa, Eslovaquia y Polonia. Estos estados han bloqueado el acuerdo sobre la normativa de emisiones para el año 2020, que exigirá a los fabricantes un límite de emisiones de 95 gramos de CO2 por kilómetro. El lunes, la presidencia de la Unión Europea pasa a manos de Lituania, y es una incógnita lo que hará con el proyecto.

Esta situación ha causado un gran malestar entre las organizaciones ecologistas. Tanto, que Greenpeace ha señalado, con nombre y apellido, a una culpable de que el acuerdo haya quedado paralizado: La canciller Angela Merkel, quien «ha demostrado que no tiene miedo de secuestrar los procedimientos democráticos y sí de intimidar a unos cuantos fabricantes de automóviles de gama alta», según esta asociación. Alemania teme que la nueva normativa perjudique a sus fabricantes de automóviles de lujo, como Audi, Mercedes y BMW. Las marcas francesas y la italiana Fiat producen principalmente modelos generalistas, por lo que se ven menos afectadas. Para que las marcas premium alemanas pudieran hacer frente al futuro límite de emisiones, se había aceptado una vez más la fórmula de los supercréditos, con la que se pueden producir vehículos con un alto nivel de emisiones si a cambio también fabrican un cupo de automóviles con emisiones muy bajas.

En Bruselas, hay división de opiniones sobre la noticia: algunos creen que lo único que pretende Merkel es retrasar la decisión hasta después de las elecciones alemanas, que tendrán lugar en septiembre, mienteras que otros temen que Merkel quiera modificar el acuerdo.

Algunos fabricantes tampoco están contentos. Ford ha criticado públicamente el retraso de la Unión Europea en aprobar la nueva norma: «ahora nos tendremos que reagrupar dentro de la industria para decidir los siguientes pasos».

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