Entre 1984 y 1986 Peugeot había estado inmersa en el Campeonato del Mundo de Rallies, ejerciendo su dominio con el espectacular 205 Turbo 16 homologado como Grupo B. En ese espacio de tiempo el fabricante francés consiguió 16 victorias, dos títulos de marcas y otros dos de pilotos –con Timo Salonen y Juha Kankkunen–. pero al final de la temporada 1986 la FIA decidió prohibir los Grupo B, de modo que el responsable de Peugeot Talbot Sport en aquel momento, Jean Todt –el actual presidente de la FIA–, decidió abandonar los rallies y afrontar unh nuevo reto: el Dakar.
Así que decidieron adaptar el espectacular 205 T16 a las exigencias de los raids y se llevó su plantel de pilotos a conducir durante tres semanas entre diciembre y enero. En total, 48.125 kilómetros por el noreste de África entre 1987 y 1990.
1987. El estreno de Vatanen
El 1 de enero de 1987, Peugeot puso toda la carne en el asador para lograr la victoria en el Rally Paris-Alger-Dakar en el primer intento. El plantel de pilotos incluía al campeón del mundo de rallies de 1981, Ari Vatanen, cuyo 205 T16 lucía, precisamente, el dorsal 205, perfecto para la promoción del modelo francés. Sin embargo, un accidente en la etapa prólogo relegó a Vatanen al puesto 274 de la general. El 205 quedó muy maltrecho y ello supuso un duro golpe para el equipo que, por otro lado, tuvo la oportunidad de demostrar su capacidad de reacción, acostumbrados como estaban a los contratiempos del mundo de las carreras. Días más tarde, el compañero de equipo de Vatanen, el keniata Shekhar Metha, aprendió la misma lección mientras lideraba la prueba, cuando su 205 T16 tuvo una inexplicable avería mecánica. Afortunadamente, Ari Vatanen había recuperado muchísimo terreno y ya era líder de la general. Al final, el finlandés consiguió su primer triunfo en el Dakar y el primero de Peugeot Sport, tras 13.000 kilómetros de carrera. En esta edición, peugeot alineó tres vehículos que consiguieron adjudicarse nada menos que 10 victorias de etapa.
1988. Victoria de Kankkunen y el extraño caso del coche robado
En 1988, el evento sirvió para confirmar la famosa imprevisibilidad de los raids, cuando un acontecimiento realmente inesperado afectó los planes del entonces jefe de equipo de Peugeot Sport, Jean Todt. Después de 13 etapas, Vatanen llegó a Bamako, capital de Mali, al frente de la clasificación. No obstante, ¡su Peugeot 405 T16 fue robado durante la noche! El coche fue recuperado pocas horas después, pero ya era demasiado tarde para el irlandés, que quedo descalificado de la prueba. Al final, la prueba la venció el compañero de Vatanen, Juha Kankkunen, tres veces campeón del mundo de rallies, reclutado como piloto de asistencia rápida de Ari, a bordo de un 205 T16.
1989. Por fin gana el 405 T 16
El 405 T16 Grand Raid tuvo su oportunidad definitiva de brillar al año siguiente, cuando se produjo una electrizante batalla entre los dos pilotos principales del equipo: Ari Vatanen y el belga Jacki Ickx. Para evitar que el duelo no acabase mal, ni para los pilotos, ni para el equipo, la lucha se decidió lanzando una moneda al aire en el parque de asistencia de Gao, en Mali. La operación se realizó varias veces, y en ambas ocasiones, Vatanen fue el afortunado, y acabó ganando el rally.
El dominio de peugeeot en esta carrera fue más que abrumador. De las 16 etapas de las que constaba esta edición del Dakar, Peugeot consiguió apuntarse 13. Siete fueron para Vatanen y seis para Ickx.
1990. Despedida a lo grande
En 1990, Vatanen obtuvo un temprano margen de dos horas respecto a sus rivales, que le fue muy bien al tener problemas en la especial entre Niamey y Gao. En aquella etapa, en la que el énfasis estaba en la navegación, todo lo que podía ir mal, fue mal. Su copiloto se encontraba fatal, el sistema de orientación del equipo no funcionaba bien y, para colmo de males, Ari destrozó parte de la carrocería del 405 al estrellarse contra un árbol. De todos modos, nada de ello afectó al finlandés, que mantuvo el temple y consiguió la cuarta y última victoria consecutiva para Peugeot en el Rally Dakar.
Tras finalizar el Dakar, Peugeot –con poco que demostrar ya– traspasó tecnología y pilotos a Citroën que iniciara otro periplo exitoso en la carrera que duró hasta 1996, cuando cesó su participación en la carrera, después, eso sí, de apuntarse otras cuatro victorias.