Ruta 4×4 por el sur de Bolivia y norte de Chile (II)

El cautivador altiplano andino, que no conoce fronteras, une paisajes del norte de Chile y el sur de Bolivia compartiendo tierra, cielo, nubes y sal, además de una peculiar fauna.


Los camélidos de las nubes

Las vicuñas (en la imagen), alpacas y llamas componen la familia camélida del desierto de las alturas. Las vicuñas son los miembros de la familia más ariscos e imposibles de domesticar, pues rehuyen la proximidad del ser humano. En cambio, la llama y la alpaca son más dóciles y domesticables. La lana de la vicuña, el familiar más delicado y pequeño, es la más delgada fibra animal después del gusano de seda, y su precio en el mercado está por las nubes, pues sólo se obtienen 180 gramos con una esquila cada dos años. En cambio, las llamas son los primos más grandes y su lana la más gruesa, pudiendo dar hasta cuatro kilos cada dos años. La alpaca es la prima «hippie», su larga melena de lana le cubre incluso los ojos. Su lana es de variados colores, en la esquila bianual da cinco kilos de lana y es la más usada en tejidos de calidad, pero es la más delicada a la hora de elegir su comida. ¡Hippie pero sibarita!
 

Las piscina de los ángeles

Cuando llegamos a los 4.343 metros del lago Pangong Tso, en Ladakh (Cachemira), éramos conscientes de que nos encontrábamos ante el más alto de Asia. Nos entró una curiosidad: ¿cuál es el más alto del mundo? ¿El Titicaca? No, sólo está a 3.810 metros. Buscamos en el mapa, en la enciclopedia, en los listados de «récords» geográficos, incluso en internet… pero nada. Fue al llegar a Chile cuando descubrimos que aquí está ese lago tan buscado, el lago más alto del mundo: el Chungará, con sus 4.570 metros de altitud. Su micromundo está lleno de vida con infinidad de aves silvestres que viven de las aguas del lago: patos juarjual, caité, flamencos rosados y las taguas con sus nidos flotantes sobre las aguas. Son aves que soportan condiciones tan adversas como los -30ºC. Y entre los pastos, matorrales de poca altura, pajonales (caña alta y gruesa) y tola (pequeño arbusto de no más de 1,5 metros de altura), las llamas, vicuñas y alpacas dan buena cuenta de lo que crece en la tierra a la hora de la comida. Las rocas lucen capas de llaretas (planta globular dura con forma de cojín y adherida a las rocas que usan para hacer fuego) y los únicos árboles del altiplano: las queñoas. Un increíble ecosistema junto al lago más alto del mundo, espejo del vanidoso volcán Parinacota que refleja sus 6.630 metros en las frías aguas del lago.

Esto vale un Potosí

El dicho «esto vale un Potosí», que todavía se oye por España, proviene del tiempo de las colonias y perduró a lo largo de los siglos para designar algo grandioso, lujoso, caro. En 1544, Diego Huall­pa descubrió plata en Cerro Rico, la gran montaña de 4.824 metros. Con su descubrimiento nació una hermosa y próspera ciudad a sus pies, Potosí, levantada con la plata que se desenterraba de sus profundidades. Con sus 4.000 metros de altitud es la ciudad más alta del mundo y en sus buenos tiempos competía en grandeza y belleza con Londres, París o Sevilla. «Soy el rico Potosí, del mundo soy el tesoro, soy el rey de los montes, envidia soy de los reyes» es la frase inmortalizada en el escudo de la ciudad. Con esta plata se podía haber construido un puente de ese metal entre Potosí y Madrid. Lujosas residencias, conventos, callejuelas estrechas, balcones de madera, calles empedradas, réplicas de la España del siglo XVI en el corazón de América. Después de más de 400 años, la veta está agotada, pero cientos de hombres siguen dejándose la vida en las entrañas de esta traicionera montaña para sacar un poco de mineral con el que poder sobrevivir.
 

Noches en blanco

¿Se imaginan pernoctar en un hotel de sal durmiendo en una cama de sal, bañándose en una bañera de sal, comiendo sobre una mesa de sal y sentados en una silla de sal? ¿Y jugar al billar sobre una mesa de sal? Pues bien, esto es posible en Bolivia. Hace varios años construyeron el único hotel de sal del mundo en el Salar de Uyuni, a más de 3.500 metros de altitud, donde es posible alojarse rodeados de sal por todas partes. El hotel, bautizado con el nombre de ´Hotel la Playa´, dispone de 12 habitaciones sin baño y 14 con baño propio, además de comedor, bar, chimeneas, salón de billar y sauna… Todo, por supuesto, construido con bloques y ladrillos de sal. Su éxito generó el nacimiento de otro hotel de similares características en su cercanía, pero la normativa ecológica del Ministerio de Turismo ya ha prohibido que surjan más. ¿Crees que ponen saleros sobre el mantel o habrá que rascar la mesa con el cuchillo?

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