Seamos claros: la niebla, en función de su densidad, puede llegar a restar hasta el 80% de la visibilidad a los conductores. Y si tenemos en cuenta que, el ser humano, durante la conducción, recibe el 90% de la información sensorial a través de la vista; puede convertirse en uno de los peores enemigos de los automovilistas, máxime si no están acostumbrados a conducir con ella.
Esa disminución en la percepción se traduce, en la carretera, en una pérdida de referencias de las distancias y de ubicación de los objetos y vehículos y, por lo tanto, en en un aumento de los choques por alcance, así como de las salidas de la vía. Pero, para evitar estas situaciones, sólo hace falta seguir una serie de simples pero útiles consejos.
1.- Con niebla, utiliza correctamente las luces
Ante la llegada de la niebla u otras condiciones de baja visibilidad, como lluvia fuerte o acumulación de polvo en suspensión; el Reglamento General de Circulación establece unas obligaciones para el conductor. En el caso de la aparición de la niebla, deberemos accionar siempre las luces antiniebla delanteras, y las traseras, sólo con niebla espesa.

De cualquier forma, en la siguiente tabla podrás conocer cuándo debes conectar (o no) las luces antiniebla. Eso sí, recuerda que si no enciendes las luces antiniebla en los casos que marca la Ley; o las llevas puesta cuando no es necesario (pueden deslumbrar a otros conductores); te arriesgas a sufrir una sanción de 200 euros.
2.- Y la climatización para evitar el vaho
La niebla suele sobrevenir en condiciones ambientales de humedad. Y, en ellas, y con temperaturas frías es muy habitual que se genere una capa de vaho en la parte interior de la luneta de tu vehículo… que empeorará notablemente tu visibilidad.
Por eso, en caso de aparición de niebla y para desempañar los cristales, conecta la calefacción para aumentar la temperatura interior, lo que ayudará a calentar la parte interior de la luneta delantera y dificultará así la condensación del aire, tanto al calentar el aire como al reducir la humedad relativa (el agua que contiene) presente en él.

Y, si tu coche tiene aire acondicionado, déjalo siempre encendido (junto con la calefacción) y con el modo de modo de recirculación de aire conectado. ¿El motivo? El aire, al pasar por el enfriador del sistema de aire acondicionado condensa aún más la humedad que contenga (que luego se evacúa por un tubito en la parte inferior del vehículo) y, por tanto, ‘pierde agua’.
A continuación, este aire pasa por la calefacción, donde al aumentar su temperatura, se incrementa también su capacidad para absorber agua en forma de vapor, reduciendo así la humedad interior del coche y ayudando a desempañar los cristales.
En el caso de la luneta trasera, no dudes en conectar el sistema de calefacción de la misma. Se trata de enviar calor a unos filamentos insertos en la luneta trasera que, a su vez, calentarán también elcristal, actuando contra el vaho.

3.- Disminuye la velocidad en función de la visibilidad
Ante la falta de información que genera la falta de visibilidad que origina la niebla, reducir la velocidad es una respuesta natural de la mayoría de conductores. Y es una respuesta correcta, ya que siempre se recomienda adaptar la velocidad a la que circulamos a las circunstancias.
¿Una velocidad recomendada? Dependerá de la visibilidad, por supuesto, pero los expertos señalan que, para X circunstancias (no sólo niebla, sino también lluvia o incluso polvo en suspensión) es aquella a la que nos sentimos seguros al volante y con la que también contamos con capacidad de reacción ante un imprevisto.
De forma más concreta, y siempre en función de la cantidad de niebla existente (si ésta ya es notable); la DGT recomienda circular incluso a una velocidad que nos permita detenernos “dentro de nuestro campo de visión”.

4.- Aumenta la distancia de seguridad respecto al vehículo que te precede
La utilidad de esta recomendación viene dada por una cuestión primordial. En casos de niebla lo más habitual es que exista una humedad ambiente tal que haga que el asfalto esté mojado. Y este hecho supone que, en caso de tener que detenernos, la frenada de nuestro coche se alargue: la DGT señala que, en el caso de un turismo tipo, “a 50 km/h, éste no se detendrá antes de 30 metros”.
Por último, la existencia de humedad en el ambiente hará, muy probablemente, que tengamos que recurrir a conectar las escobillas limpiaparabrisas; por lo que se recomienda mantenerlas en buen estado (aprende aquí a revisarlas). Ten en cuenta que se recomienda sustituir todas cada año, o cada año y medio en el caso de un uso ocasional del vehículo.
5.- Y detente si la visibilidad es nula
Poco podemos hacer ante los elementos. Por eso, en última instancia, si la niebla es muy cerrada y no te sientes cómodo al volante; detente y espera que el tiempo mejore para seguir tu camino.

Eso sí, busca siempre un lugar seguro (una localidad, un área de descanso, una de servicio…) y evita, siempre que puedas, detenerte en el arcén. Hazlo sólo en él ante una avería que imposibilite circular hasta otro lugar. Y ojo, si te ves obligado a detenerte allí, la DGT recomienda que «que los ocupantes salgan del coche y se sitúen al otro lado del guardarraíl», además de señalizar (colocando los triángulos y la luz V16 si contaras con ella) “la detención debidamente y a una distancia mayor de lo normal”.
[sf_btn type=»newsletter» txt=»¿Quieres recibir nuestra newsletter? Haz clic aquí» url=»https://news.luike.com/registro-autofacil-luike-news»]