Antes de salir, la CNAE recomienda que te informes del estado del tiempo y de las del vehículo. En especial, hay que estar pendiente de los limpiaparabrisas, ya que si las escobillas no funcionan bien, la probabilidad de salirte de la carretera se multiplica por cinco, debido a la falta de visibilidad.
Un asunto que suele generar confusión entre los conductores es el de las luces que se deben encender en cada circunstancia: Con niebla, nevada o lluvia intensa, las normas exigen que llevemos encendidas las luces de posición, junto a las de cruce o, si el vehículo los monta, los faros antiniebla delanteros -o ambos tipos de alumbrado a la vez-. Pero atención: Está prohibido circular en estas condiciones con la luz antiniebla trasera puesta. Ésta se reserva para las peores ocasiones, cuando la niebla es muy densa, la nevada muy fuerte o la lluvia extraordinariamente intensa. Tampoco se puede utilizar en situaciones con mucho tráfico -y nunca en zonas urbanas-. El peligro de la luz antiniebla trasera es que con ella podemos deslumbrar a los conductores que nos sigan, algo por lo que nos pueden multar. Con lluvia no intensa no estamos obligados a poner ninguna luz, pero la CNAE recomienda que llevemos las de posición más las de cruce.
Además, recuerda que en estas condiciones, aunque el asfalto no tenga charcos, está mojado y resbala, con lo que la distancia de frenado aumenta y tenemos que tenerlo en cuenta a la hora de mantener la distancia de seguridad con el vehículo que llevamos delante. La CNAE sugiere que calculemos unos tres segundos entre éste y nosotros. Nuestra velocidad nos deberá permitir en todo momento detenernos dentro del espacio iluminado por las luces de nuestro coche.