Es la peor crisis financiera en Rusia desde 1998, con una pérdida de valor del 40% de la moneda rusa. Así, varios fabricantes como General Motors, Audi o Jaguar Land Rover han decidido paralizar las ventas de sus coches hasta que la situación se normalice. Los clientes estaban comprando coches como forma de mantener el valor de su activo, ya que el dinero seguía perdiendo valor. Y lo que generalmente es una buena noticia para las fábricas, una subida de los niveles de ventas, se ha convertido en un problema. Coches, con un valor fijado con el rublo más alto se pagan ahora con un rublo devaluado que no cubre el valor real del coche.
Así, GM fue la primera en tomar medidas: ventas paralizadas de los coches de sus marcas, aunque se entregarán los Chevrolet, Opel y Cadillac que ya han sido adquiridos al precio acordado. Tras los americanos, Audi y Jaguar Land Rover también han detenido sus ventas en el país y Audi, además, parará la fabricación en la planta que tienen en Kaluza desde el 22 de diciembre hasta el 12 de enero. Otras marcas, como Toyota, han decidido reajustar sus precios a la realidad actual y Volkswagen continúa sus operaciones con normalidad, aunque atentos al mercado financiero, por lo que pueda pasar.
