Probablemente, la polémica más grande que hay en la actualidad del mundo del motor es el coche eléctrico. Se ha convertido en una especie de guerra entre convencidos de uno y otro bando cuando, en realidad, ahora mismo es sólo otra alternativa más de transporte.
Esquema de un Volkswagen ID.3 eléctrico.
Sí, vale, puedes venir y decirme que estoy muy equivocado y que el futuro es eléctrico, y que en 2035 vamos a ir todos en coches eléctricos, y no sé cuántas más conjeturas más de algo para lo que quedan 12 años. 12 años. Yo no tengo ni la más remota idea si voy a seguir vivo mañana. ¿Y tú? ¿De verdad crees que estamos en disposición de saber que pasará en 2035? ¿Podíamos pensar hace 12 años que íbamos a pasar un Covid? ¿Podíamos hace 12 años pensar que habrá una guerra entre Rusia y Ucrania? ¿O que las marcas chinas iban a suponer una enorme amenaza para las europeas? ¿Cuántas personas llevan 12 años muertas y pensaban que en 2023 iban a hacer esto o lo otro?
Llámame demagogo, o lo que quieras. Me da igual. Es la puñetera realidad. Y sí, tiene mucha pinta de que el coche eléctrico será el futuro, pero también hay otras tecnologías que apuntan maneras, como el hidrógeno, y no creo que nadie esté en disposición de asegurar que, en cinco años, eso vaya a ser la solución. O, al menos, otra posible solución.
Así que mi visión e la situación, desde el punto de vista del coche eléctrico como tal, es más bien cortoplacista y centrado en el mercado español, que al fin y al cabo es donde vivimos y donde se publica Autofácil. Es nuestro mercado.
Pero, si me centro en el coche eléctrico en sí, sólo lo que es el coche como tal, sin hablar del momento económico del país, del precio o del tema de las recargas, el coche eléctrico puede ser una muy buena alternativa de transporte. Personalmente, creo que es un tipo de vehículo ideal para el día a día, sobre todo en tráfico urbano. Porque, en cuanto sales a carretera, ya no es tan eficiente y su autonomía puede ser un problema si no tienes bien solucionado el tema de las recargas.
Pero, por ejemplo, para alguien que realice al día 30 kilómetros por ciudad y alrededores, un coche eléctrico podría ser una compra perfecta: gasto muy bajo, comodidad de uso, buena aceleración para moverse con agilidad, mantenimiento mínimo, posibilidad de aparcar gratis en zonas azules y verdes y durante el tiempo que quieras… Así que, en esos casos, un coche eléctrico es ideal.
Ahora bien, un coche eléctrico aún no es el coche ideal para viajar. Sí, sigue siendo un tipo de coche que puede ser muy cómodo y fácil de conducir, pero en cuanto la autonomía no te dé para ir del tirón, ya tienes que empezar a jugar con las recargas. Y, entonces, empiezas a depender de demasiadas cosas que pueden estar fuera de tu control: que haya puntos de carga operativos (sigue habiendo muchos que en teoría están, pero que luego por temas burocráticos todavía no están operativos), que funcionen (o yo tengo muy mala suerte, o ya he perdido la cuenta de los que daban problemas), que no estén ocupados (cada vez hay más eléctricos e híbridos enchufables, y seguimos a la cola de Europa en puntos de carga)…
Entre los trayectos diarios por ciudad y los largos viajes de verano, hay una gran cantidad de supuestos usos para los que un eléctrico puede ser la solución perfecta… o no. Y no pasa nada. Porque, como decía al principio, el eléctrico a día de hoy es sólo una posibilidad más de transporte.
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