Disponer de un circuito como el de Maisach, antiguo campo de aviación del ejército Alemán situado a pocos kilómetros de Munich, para disfrutar de una escuela de conducción deportiva como el BMW Sport Driving School es un auténtico lujo. Y hacerlo al volante de los últimos y más divertidos BMW –incluido el último BMW M4-, calzados con los neumáticos de Bridgestone, supone uno de los mejores momentos que se puede brindar a un periodista del motor deseoso de buscar, en ocasiones como ésta, el límite de los coches y de su único punto de contacto con el suelo: los neumáticos.
La jornada comienza con una prueba en un peculiar circuito de escuela -sin riesgo de impacto o accidente- al volante de un BMW 225d calzado con los POTENZA SP001 RFT, los RUNFLAT (“ruedapinchados” sería su traducción) con la carcasa y los flancos más duros y que permite rodar bajo de presión o pinchado hasta 80 kilómetros y a un máximo de 80 Km/h. La toma de contacto fue emocionante, sobre todo porque la noche anterior llovió y el suelo aún permanecía mojado, pero no supuso mayor problema gracias al comportamiento de los neumáticos y, también, a la ayuda del control de tracción del coche, que en ocasiones actuaba incluso demasiado.
Las otras las pruebas eran más clásicas de una escuela de conducción. Por ejemplo, la maniobra de frenada con esquiva -esta vez al volante de un BMW Serie 4-, que realizamos con la rueda delantera derecha baja de presión -iba sólo con 1kg-. A simple vista, prácticamente no se apreciaba que la presión era baja, y tampoco se apreciaban grandes diferencias de comportamiento durante la prueba; lo único que se apreciaba era un poco más de subviraje que con los neumáticos a su presión correcta. Sin embargo la rueda, según el instructor de BMW, estaba sometida a una dura prueba soportando todo el peso del coche en la maniobra de frenada.
La prueba era sencilla: a 60 Km/h mantenidos se realiza una frenada de emergencia -es decir que te subes literalmente sobre el pedal del freno- y se gira el volante 180º a la izquierda para evitar un supuesto obstáculo que está en nuestra trayectoria y se vuelve a girar el volante 180º a la derecha para no salirnos de la carretera. Al transferirse las masas hacia adelante y, a continuación, sobre la rueda ‘pinchada’ derecha, al girar a la izquierda cuando se evitaba el obstáculo que estaba en la trayectoria, la rueda se veía sometida a un incremento de peso enorme. Según los instructores de BMW, cuando ellos lo han realizado con una rueda ‘No RUNFLAT’, ésta se ha desllantado (salido de la llanta) con el consiguiente riesgo de clavarla sobre el asfalto.
Además probamos el eslalon con el rápido BMW M235i calzado con los más ligeros POTENZA S001 RFT (no hubo clasificación oficial, pero sólo quedamos terceros en nuestro grupo de 8 periodistas que viajamos a Múnich; la próxima, la ganamos). También probamos en un circuito artificial todoterreno las Bridgestone 4×4 DUELER instaladas en los BMW X5 y, de nuevo en el circuito, realizamos una prueba con los espectaculares BMW M4 dorados calzados también con los POTENZA RE050A. Todas las unidades del BMW M4 estaban un poco tocados de frenos -quizás por el rudo trabajo diario como escuela y por montar frenos convencionales- y aunque Claudio, nuestro monitor italiano, nos castigó con una velocidad excesivamente baja para lo que puede dar un M4 en ese circuito, disfrutamos al volante de semejante ‘bestia’ de la carretera.
También nos mostraron las excelencias de los neumáticos Bridgestone ECOPIA EP500 diseñados especialmente por Bridgestone para el i3 -la firma japonesa calza en exclusiva tanto al i3 como al i8, los dos eléctricos de la marca- con su fórmula de construcción OLOGIC, que les permite crear un neumático ecológico con poco rozamiento, estrecho y, sin embargo, de perfil bajo. Esto permite obtener una reducción de peso y una buena rigidez estructural.
Y, para finalizar, disfrutamos de un BMW Serie 3 calzado con los POTENZA S001 con el DSC desconectado y en un trazado mojado y de poco agarre con un drifting ‘laaaaaaaargo’ y divertido. Aquí los neumáticos por supuesto que no eran los protagonistas; se trataba de todo lo contrario: forzar el coche a derrapar de atrás -drift- hasta aburrirte. Es una maniobra que practicada y dominada puede ayudar a controlar el coche cuando nos encontramos en una situación similar en carretera. Yo tuve la suerte de haberlo practicado en un reciente curso de Drifting que la Fundación LUIKE organizó para todos los empleados y me permitió disfrutar de lo lindo en la última prueba del día en la pista de Maisach. En esta ocasión los neumáticos no pudimos probarlos porque de lo que se trataba era de derrapar sobre un asfalto con poca adherencia y muy mojado y, aunque no sufrieron un desgaste elevado, también fueron protagonistas al permitirnos liberar un poco de adrenalina antes del regreso.
Es cierto que, con el escaso tiempo de prueba que dispusimos, tantos neumáticos y en las condiciones idóneas de un circuito cerrado y no nuestras carreteras habituales, poco más podemos contar de una amplia gama de neumáticos. Sin duda podríamos contar mucho más de la gama del primer constructor mundial de neumáticos que, nacido en Japón y a sus 83 años -desde que se creó la marca-, ha conseguido una cuota de mercado mundial del 15,3% por delante de Michelin, Goodyear o Continental ayudado sin duda por la adquisición de la americana Firestone en 1988, su desembarco en la Fórmula 1 en 1997 y un trabajo a conciencia en todos los mercados y para todos los coches acumulando en la actualidad, según los datos de Bridgestone, el 30% de los neumáticos del primer equipo a nivel mundial.
Los neumáticos son el primer negocio de la marca, tanto para coches, como motos, furgonetas, camiones y autobuses, aviones, maquinaria pesada, vehículos agrícolas o los pequeños karts. En fin, un negocio redondo que en 2013 generó una facturación de 36.409 millones de dólares (más de 28 mil millones de euros), casi 10.000 millones de dólares más que la francesa Michelin.