En total, deberán reembolsar a 900.000 clientes todo lo que han gastado de más en las gasolineras durante los últimos tres años, por la diferencia entre el consumo prometido y el medido por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA, por sus siglas en inglés). La compensación se basará en el kilometraje recorrido por cada unidad, al que se añadirá un reembolso anual a cada propietario mientras siga teniendo el coche. A modo de disculpa por las molestias, Hyundai y Kia podrían añadir un 15 % a las cantidades resultantes. Hyundai y Kia, que a pesar de formar una misma empresa tienen filiales que trabajan por separado en Estados Unidos, también podrían enfrentarse a sanciones del gobierno estadounidense.
Hyundai y Kia, además de disculparse y asumir las indemnizaciones, deberán sustituir las pegatinas que en Estados Unidos están obligados a mostrar los fabricantes en las ventanillas de los vehículos nuevos, para indicar a los clientes el consumo del coche. En algunos casos, la diferencia entre el consumo declarado por la marca y el medido por la EPA, era superior a un litro a los 100 km.
Ambas marcas han reiterado que el error en la medición de sus consumos no fue intencionado, y lo achacan a los procedimientos distintos que usan ellos y la EPA. Como consecuencia de este hallazgo, la EPA va a investigar las cifras de todos los fabricantes. La agencia gubernamental ha confirmado que se trata del primer caso de error masivo en los datos de consumo por parte de un constructor. Desde el año 2000, sólo han registrado dos casos parecidos, y en ambos sólo estaba afectado un único modelo, mientras que en esta ocasión están implicados siete Hyundais y seis Kias a la venta en Estados Unidos: Los Hyundai Elantra, Sonata Hybrid, Accent, Azera, Genesis, Tucson, Veloster y Santa Fe, y los Kia Sorento, Rio, Soul, Sportage y Optima Hybrid -que representan la tercera parte de las unidades vendidas por ambas firmas en Estados Unidos en los últimos tres años-. La voz de alarma la dieron doce propietarios del Hyundai Elantra, que se dirigieron a la EPA para quejarse de la gran diferencia entre la cifra de consumo oficial de su vehículo y lo que realmente gastaba.