Ante la considerable subida de precio de los coches, ya sean eléctricos, híbridos o de combustión, las bicicletas y los patinetes eléctricos emergen como una posibilidad real y muy factible de movilidad urbana.
El auge de los patinetes eléctricos ha transformado la movilidad urbana en nuestras ciudades, convirtiéndose en una opción popular para desplazamientos cortos y sostenibles. Sin embargo, con el aumento de su uso, también ha crecido la necesidad de regular su circulación para garantizar la seguridad de todos los usuarios de la vía.
Por ello, la DGT ha implementado una nueva normativa que todos los propietarios y futuros compradores de estos vehículos deben conocer. Esta normativa, en vigor desde el 22 de enero, busca asegurar que los patinetes eléctricos cumplan con unos mínimos de seguridad y calidad.
Entre las principales exigencias de esta nueva normativa, destaca la obligatoriedad de que todos los patinetes eléctricos comercializados a partir de la fecha mencionada lleven una placa informativa con detalles cruciales. Esta placa debe incluir el número de certificado del vehículo, su velocidad máxima, la marca y modelo, el número de serie y el año de fabricación.
Para los propietarios de patinetes eléctricos comprados antes del 22 de enero, la normativa incluye una moratoria de cinco años, permitiendo que estos vehículos sigan circulando hasta el 22 de enero de 2027. Después de esta fecha, únicamente los patinetes homologados podrán utilizarse legalmente. Aquellos que deseen homologar sus patinetes adquiridos antes de la nueva normativa pueden hacerlo acudiendo a laboratorios autorizados, donde deberán presentar el vehículo junto con la información técnica pertinente.
Además de la placa informativa, los patinetes eléctricos y otros vehículos de movilidad personal (VMP) deberán cumplir con diversas características técnicas para asegurar su seguridad en las vías. Estas incluyen una velocidad máxima de 25 km/h con sistemas antimanipulación, indicadores visibles de velocidad y nivel de batería, frenos independientes con una desaceleración mínima específica, y sistemas de visibilidad adecuados como luces y reflectantes. También se requiere un avisador acústico y un sistema de estabilización en aparcamiento.
Patinetes eléctricos: ¿qué debo tener el cuenta?
Si estás considerando la compra de un patinete eléctrico, uno de los factores más importantes es la velocidad. La normativa actual establece un límite de 25 km/h para estos vehículos, pero existen opciones que ofrecen velocidades más bajas, como 10, 15 o 20 km/h, adecuándose a diferentes necesidades y preferencias. Conocer tu necesidad real de velocidad puede ayudarte a elegir un patinete que no solo cumpla con la normativa, sino que también se ajuste a tus necesidades.
Otro aspecto crucial es la potencia del motor. La mayoría de los patinetes eléctricos tienen una potencia que varía entre 250W y 500W. Un motor más potente permitirá subir cuestas con mayor facilidad y responderá mejor a las exigencias del terreno. Si tu ruta diaria incluye muchas pendientes, un patinete con mayor potencia será una inversión inteligente.
La portabilidad es un factor que no se debe pasar por alto en los patinetes eléctricos, especialmente si planeas combinar su uso con el transporte público. Un sistema de plegado sencillo y rápido facilitará su manejo. Además, el peso del patinete es determinante, ya que un modelo ligero será más fácil de transportar cuando esté plegado. Por lo tanto, considera tu rutina diaria y elige un patinete que sea fácil de llevar en mano si necesitas cargarlo frecuentemente.
Finalmente, la autonomía y los materiales del patinete son esenciales para garantizar su funcionalidad y durabilidad. La autonomía, que generalmente varía entre 20 y 50 km, debe ser suficiente para cubrir tus necesidades diarias sin necesidad de recargas frecuentes. También es importante verificar la calidad de los materiales, la iluminación, y la capacidad de frenada, asegurándote de que el patinete sea seguro y fiable.
¿Y qué pasa con las bicicletas eléctricas?
Las bicicletas eléctricas se dividen en varios tipos según su uso: las urbanas o de paseo, también conocidas como bicicletas de trekking, ideales para desplazamientos diarios en la ciudad gracias a su comodidad; las bicicletas de montaña, diseñadas para terrenos desiguales y difíciles, con versiones semirrígidas y de doble suspensión; las de carretera, perfectas para rutas largas y etapas con desniveles, son útiles para quienes se recuperan de lesiones; y las bicicletas plegables y gravel, que ofrecen soluciones prácticas y versátiles, siendo las primeras compactas y fáciles de transportar, aunque con menor autonomía, y las gravel, todoterreno, adecuadas tanto para asfalto como para caminos rocosos.
Al igual que ocurre con los patinetes eléctricos, a la hora de elegir una bicicleta eléctrica es crucial considerar el uso que le daremos, ya sea para la ciudad, la montaña o la carretera, y tener en cuenta factores como el peso, los materiales de fabricación y el precio. Las bicicletas más ligeras son más caras, pero esenciales si necesitamos agilidad y transporte frecuente. Las bicicletas plegables son prácticas para quienes tienen limitaciones de espacio o las usan diariamente para ir al trabajo.
La autonomía es otro factor determinante, con baterías que ofrecen una media de 50 kilómetros; es importante elegir según la distancia que planeamos recorrer. También debemos considerar la facilidad de recarga y el tipo de frenos. Algunos modelos permiten extraer las baterías para recargarlas en cualquier lugar, mientras que otros requieren una conexión directa. En términos de frenos, los más económicos suelen tener frenos V-Brake, mientras que los modelos más avanzados cuentan con frenos hidráulicos o de disco mecánico.
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