Este niño grande, curioso, travieso, siempre dispuesto a aprender, a disfrutar de la vida y a contagiar su inquietud, se mantenía activo, a pesar de los impedimentos, leyendo, aprendiendo, ideando constantemente nuevos proyectos. Acababa de cumplir 84 años.
Ama suwa, ama llulla, ama qhilla. «No robes, no engañes, no estés ocioso.» Miguel de la Quadra-Salcedo citaba de vez en cuando esta antigua máxima de los incas: el lema que parece haber guiado los pasos de este admirable torbellino de actividad para quien la aventura fue siempre la clave de su existencia.
«Soy un nómada –reconocía recientemente en una entrevista televisiva–. Desde pequeño. Necesito viajar, conocer el mundo. Pero lo que más me gusta es la selva: Amazonas, Borneo, Célebes, Papúa… En la jungla todo sigue igual que hace miles de años. Ahí tienes todo lo que necesitas. Es como viajar en el tiempo. Sí, me considero un viajero del tiempo.»
Una vida de acción
Miguel de la Quadra-Salcedo nació en Madrid, en 1932, aunque creció y se educó en Navarra, tierra de sus ancestros, entre los que no faltaron navegantes, aventureros y descubridores.
De sobra son conocidos sus viajes a través del Amazonas, sus avatares siguiendo los pasos de Marco Polo por la Ruta de la Seda, sus trabajos documentales y entrevistas … siempre en busca de sorpresas. Y buscando, sobre todo, huellas de la herencia española en cualquier rincón del mundo.
Sus reportajes televisivos fueron merecedores de reconocimiento incluso fuera de nuestras fronteras: Sus entrevistas con el Dalai Lama, Indira Gandhi, Yassir Arafat o Pablo Neruda; sus trabajos sobre la hambruna de Biafra, la muerte del Che Guevara, el regreso de Juan Domingo Perón a Argentina o el golpe de Estado de Pinochet en Chile. Para la Televisión Española cubrió también, a pie de trinchera, la información de las guerras del Vietnam, la del Yom Kippur, la de Eritrea, la del Zaire…
Aunque su empeño por lograr el todavía más difícil informativo fue también causa de algún susto. En la guerra del Zaire logró escapar de milagro tras ser condenado a muerte por grabar la ejecución de prisioneros y en Eritrea recibió un tiro que le atravesó el antebrazo. «Esa bala podía habernos matado a los dos», recuerda el cámara de televisión que le acompañaba. Comparado con eso, los golpes, los huesos rotos, la malaria, eran pecata minuta.
«Hoy día el trabajo del reportero no es tan difícil –decía Miguel–. Se puede filmar y enviar inmediatamente el material vía satélite. Antes había que ingeniárselas para atravesar controles y fronteras escondiendo los rollos, protegiéndolos para que no se velasen. Hasta el último momento no sabías si tu trabajo, tu esfuerzo, había valido para algo.»
Nómada por naturaleza, independiente, valiente («inconsciente, más bien», añadía siempre Sol Asumendi, su esposa) viajó a Roma en Vespa para participar en los Juegos Olímpicos de 1960, donde hubiera logrado un éxito histórico si los organizadores no hubieran prohibido ex-profeso su técnica de lanzamiento de la jabalina –inspirada en la utilizada por los lanzadores de barra vascos–, que lograba superar en más de 20 metros la distancia obtenida por el récord del mundo.
Miguel de Quadra-Salcedo se formó como perito agrícola y vivió durante casi cuatro años en la selva del Amazonas, realizando trabajos de investigación y clasificación etnobotánica para el Museo de Antropología de Bogotá. También fue leñador en el Darién, camionero por las peligrosas pistas de Los Andes y hasta se embarcó en un buque ballenero.
Involucrado en el mundo de la aventura y el todoterreno, participó en la selección de candidatos y en la cobertura para televisión de numerosas ediciones del Camel Trophy.
De hecho, gracias a la intervención de Miguel de la Quadra-Salcedo, la Xunta de Galicia autorizó el desarrollo de las jornadas de selección de participantes para la aventura todoterreno y, posteriormente, para la exploración y marcado del último tramo del Camino de Santiago, desde el Bierzo hasta Compostela. Misión llevada a cabo por Don Elías, ´O cura do Cebreiro´, quedando así completada la extraordinaria iniciativa de este estudioso, empeñado en recuperar el trazado histórico de tan importante ruta de peregrinación.
Para enumerar las aventuras y hazañas de Miguel de la Quadra-Salcedo haría falta más de un libro. Pero funcionará aún mejor el boca a boca de los más de 10.000 chicos y chicas de España e Hispanoamérica que desde 1979 han vivido su ´Aventura 92´, reconvertida desde el ´Quinto Centenario´ en ´Ruta Quetzal´. Sin duda, la herencia del gran aventurero seguirá viviendo en cada uno de ellos.