Por primera vez en su historia, Infiniti va a ofrecer un modelo compacto con el que competir contra los BMW Serie 1 o Audi A3. Se llama Infiniti Q30, pretende convertirse en el automóvil más vendido de la marca y comparte chasis con el Mercedes Clase A. ¿Qué tiene eso de bueno y de malo?
A simple vista, el Infiniti Q30 recuerda bastante al concept del mismo nombre presentado en 2013. Con 4,42 metros de largo, 1,80 metros de ancho y 1,49 metros de alto es bastante voluminoso y, además, una luneta trasera ondulada y un pilar trasero en forma de Z le aportan un toque exótico del que carecen sus rivales. En definitiva, su diseño resulta más personal y atrevido que el Volkswagen Golf, Audi A3, Lexus CT 200h…
Bonito por fuera y bien hecho por dentro
Al acceder al interior, hay dos cosas que llaman poderosamente la atención. La primera es que el Infiniti Q30 es un coche muy bien construido como se puede percibir a través de la consola forrada en piel, el agradable tacto del volante, o la pantalla táctil de 7″ del sistema multimedia Infiniti Multi Sense. Por otro lado, casi todos los mandos del interior son idénticos a los del Mercedes Clase A: desde los elevalunas, a los reglajes de los asientos eléctricos pasando por la instrumentación ¡¡y hasta la llave!!
En cuanto al espacio, delante, la postura de conducción es elevada y bastante cómoda incluso para pasajeros de más de 1,90 metros; gracias a los amplios reglajes del volante y del asiento. Tan sólo el pilar delantero limita la visibilidad en los giros a la izquierda.
Repecto a las plazas traseras, no son mejores que las de sus rivales por espacio para las piernas, algo que combinado con el voluminoso túnel central, hace que sólo dos pasajeros pueden viajar con comodidad. El maletero, con 368 litros de capacidad está en la media de la categoría, aunque en nuestra unidad, un amplificador ocupa el hueco destinado a la rueda de repuesto.
Así son los motores del Infiniti Q30
El Infiniti Q30 estará disponible con cinco propulsores turbo. En gasolina dispondrá de mecánicas 1.6t de 122 CV; 1.6t de 156 CV y 2.0t de 211; mientras que, en diesel, se podrá escoger con motores1.5 dCi de 110 CV y 2.2 diésel de 170 CV.
El primero que probamos es Infiniti Q30 1.5 D, dotado de un propulsor diésel de 110 CV de procedencia Renault. Se trata de la mecánica diésel más silenciosa del Q30 y la que menos consume -3,9 l/100 km-. En marcha, ofrece prestaciones suficientes para afrontar cualquier desplazamiento -empuja con fuerza desde poco más de 1.800 rpm- y destaca por ser bastante silencioso. Por comportamiento, este Infiniti tiene un tacto propio de un coche más grande: ofrece un aplomo comparable al de una berlina a alta velocidad, su carrocería no balancea demasiado y, además, resulta razonablemente ágil en carreteras de montaña. Además, lo consigue con un confort de marcha razonable.
En cuanto al propulsor 2.2 diésel de 170 CV –de procedencia Mercedes- está disponible con tracción delantera o total. En marcha se muestra mucho más rápido que la versión básica -acelera de 0 a 100 km/h en 8,3 segundos-; sin embargo, también es más ruidoso y el hecho de pesa 88 kilos más que el 1.5 D se traduce en que resulta algo más subvirador al circular al límite.
Por último, también nos hemos puesto al volante de la versión Q30S 2.0t con motor turbo de 211 CV. La ´S´ de su denominación implica que se trata de la versión Sport que incluye una carrocería rebajada 15 mm y unas suspensiones un 7% más firmes. En cuanto al motor es tan suave y progresivo que parece no tener turbo… ni la contundencia de un VW Golf GTI o un Peugeot 308 GT; pero aún así es un modelo bastante rápido: acelera de 0 a 100 km/h en 7,2 segundos y alcanza 235 km/h.
En cuanto a los precios, por ahora, tan sólo se conoce la tarifa de la versión básica 1.6 turbo de gasolina con 122 CV, que arranca en 24.900 euros -además, a esa cifra habrá que restar el descuento propmocional-€ o lo que es lo mismo, resulta casi 3.000 euros más barato que un Mercedes Clase A equivalente.