Se ha pasado un poco de moda el concepto de los coupés. No hace tanto eran prioritarios para cierto núcleo de conductores y muchas marcas disponían de un representante en su gama. El Audi A5 llegó ahí en 2007 y aún se mantiene con una segunda generación que data de 2017 y que, al parecer, se mantendrá hasta finales de 2024 o 2025.
Y si quieres un coupé de tamaño medio, entendiendo por medio que ronde los 4,70 metros de largo, no te creas que hay muchas más opciones. El BMW Serie 4 y el nuevo Mercedes CLE son las únicas alternativas. También el Ford Mustang, pero ese no es rival porque tiene el foco puesto en otra dirección.
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En la actual gama Audi A5 Coupé (matizo lo de Coupé porque también lo hay con carrocería Cabrio y Sportback), hay hueco para versiones gasolina y diésel, todas con etiqueta ECO, salvo el deportivo RS 5, por adaptar un sistema de microhibridación.
El motor 2.0 TFSI de gasolina da lugar a las versiones 40 TFSI y 45 TFSI de 204 y 265 CV respectivamente. Mientras que del eterno 2.0 TDI brotan las variantes 35 TDI y 40 TDI de 163 y 204 CV respectivamente. Por encima, y casi como modelos independientes, se sitúan los S5 (3.0 TDI de 341 CV) y RS 5 (2.9 TFSI de 450 CV).
El Audi A5 Coupé sale desde 54.240 euros y la unidad que tenemos hoy entre manos es un A5 40 TDI de 204 CV con acabado Black Line y tracción total. Su precio es de 62.930 euros, aunque esta unidad incluye algunos extras que elevan su precio a algo más de 70.000 euros, como los faros Matrix Led Láser, o la pintura roja.
El acabado Black Line es en esencia el mismo que el S Line pero con terminaciones en negro (parrilla, retrovisores, emblemas…). También incluye llantas de 19″, aunque este ejemplar lleva unas opcionales de 20″. Francamente, el contraste rojo-negro le sienta genial, a mi modo de ver. Es llamativo pero sin salirse de lo elegante.
Volviendo al coche en sí, se levanta sobre la plataforma MLBevo y, en esencia, es un A4 con carrocería coupé, carrocería que mide 4,70 metros de largo, 1,85 metros de ancho y 1,37 metros de alto.
Dentro del Audi A5 hay cuatro plazas pero las traseras, además de ser algo angostas para el tamaño del vehículo, tienen un acceso bastante incómodo. Menos mal que la butaca delantera tiene Isofix por si quieres poner una sillita ahí y no partirte la espalda cada vez que tengas que poner a tu criatura en ella. Se compensa con un maletero muy bueno, con 450 litros de capacidad.
En su habitáculo, más allá de su deficiente acceso atrás, hay francamente poco que objetar. Le sobra calidad y refinamiento. Mucho plástico mullido y mucha moldura de impecable acabado. También la tapicería de piel y ante se siente de gran calidad. Hasta los recubrimientos que no se ven están cuidados. Materiales de calidad, ajustes perfectos y una ergonomía que ya quisieran muchos.
Este Audi A5 conserva un módulo independiente para el climatizador con sus botones mecánicos y cuenta con una pantalla central con la que Audi da una masterclass de cómo debe ser un sistema multimedia táctil: de fluir rápido y tremendamente intuitivo y fácil de usar.
Es verdaderamente complicado sentirse incómodo aquí dentro porque, además, la postura de conducción es fantástica, al menos con estos asientos deportivos opcionales. Bajita pero sin excederse y con reglajes amplios para cualquier talla.
En seguida te sientes como en casa porque en realidad hablamos de un salpicadero sencillo hablando en positivo. Todo está donde debe, todos los recubrimientos tienen un tacto sólido y agradable. Qué bien hecho está hecho esto. Así que bueno, ¿damos una vuelta? (Accede aquí a la prueba en marcha).
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