Ya hemos visto en esta entrada cómo es el Audi A5 TDI en estático. Así que ahora toca probarlo. Vamos a volver a citar algunos datos clave. Estamos ante un Audi A5 en su versión 40 TDI S Tronic Quattro y acabado Black Line. Esto significa que equipa un motor 2.0 TDI de 204 CV acoplado a una transmisión de doble embrague y siete velocidades que se conecta con las cuatro ruedas.
Cuenta con un sistema de microhibridación compuesto por una red de 12V y un pequeño motorcillo eléctrico de 2 CV que no aporta nada en la conducción pero que le permite portar la etiqueta ECO, que es una gran virtud hoy en día. Sus 204 CV y 400 Nm de par le dan para acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 6,9 segundos beneficiado por la excelente motricidad que proporciona la tracción Quattro.
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También registra una velocidad máxima de 210 km/h y un consumo medio oficial de 5,6 L/100 km (aquí, la tracción Quattro le penaliza un poco). Si pulsas el botón de arranque, en seguida te vas a dar cuenta de qué va esto, porque a pesar de tener un motor diésel, apenas vibra y suena muy bajito.
Una vez en marcha, podría colar perfectamente por un Audi A4 porque, en realidad, lo es. El Audi A5, a pesar de su diseño coupé estudiadamente proporcionado, no es un deportivo, sino un coupé derivado de una berlina. Y eso empapa cada rincón del mismo.
También implica que aquí no puedes encontrar entusiastas emociones de conducción, ni una agilidad sublime, ni una reactividad asombrosa. En cambio, lo que sí hallas es un excelente confort, mucha suavidad y una trabajada insonorización. Descubrirás una sobresaliente estabilidad, lo que repercute en una notable sensación de seguridad que a su vez incrementa tu confianza en el vehículo.
El motor de 204 CV tiene una respuesta contundente, pero a pesar de pasar los dos centenares de caballos, la energía que plasma sobre la carretera no es impactante. La aceleración es muy progresiva desde 2.000 rpm hasta poco más de 4.000 rpm, que es cuando la caja S Tronic cambia de marcha.
Sin embargo, no percibes una impetuosidad memorable, aunque cuando quieres darte cuenta, vas a toda hos***. Esto es producto, en parte, del trabajado aislamiento del habitáculo, en el que Audi ha buscado más el confort de los ocupantes que el regocijo de sus sentidos.
Entonces, lo que sucede es que este Audi A5 lo que te pide es ir a toda velocidad en autopista. En carretera de curvas no se siente descompuesto, es más, su guiado es preciso, pero no es todo lo dinámico que quizá su diseño sí podría sugerir.
Va muy bien, pero sobre raíles y sin emocionalidad ninguna, con una suspensión que está lejos de ser dura y con unos frenos lo bastante poderosos pero de tacto delicado y resistencia corriente. Y es curioso, a la par que valorable, que en el RS 5 sí puedas vislumbrar esas sensaciones a pesar de que la base es la misma.
La tracción total Quattro del Audi A5 no le otorga más gracia al asunto, aunque sí una implacable motricidad a la salida de las curvas. Hablamos de la tracción Quattro ‘versión Torsen’, puesto que el motor va longitudinal, en la cual el eje trasero es mucho más protagonista que en la ‘versión Haldex’ de motor transversal. Aun así, no esperes ninguna fiesta incluso si desconectas los controles.
Puedes ponerle un poco de chispa al asunto seleccionando el modo de conducción Dynamic, pero la ganancia será poco más que mínimamente apreciable. Es que si te gustan los coches correctos, que no se desmadran y que te permiten ir rápido sin que te esfuerces lo más mínimo, puedes encontrar aquí un gran compañero de andaduras.
Es decir, ¿corre? Sí. ¿Te lo cuenta? Más bien no. Pero en pocas alternativas irás más tranquilo o con mayor comodidad. Aunque va genial, no es la clase de deportivo que se compra un entusiasta de la conducción que quiere sudar e implicarse.
Es el coupé que se compra alguien que prioriza el estilo, el confort y una total usabilidad sin que eso sea óbice para conducir un coche que proporcione sensaciones agradables.
¿Y el consumo? Bueno, quizá no sea todo lo contenido que puedas esperar de su denominación TDI, en parte porque la tracción total permanente lo lastra. En condiciones normales, entendiendo por normales no preocuparse en exceso por contener el consumo, obtendrás un gasto de entre 7,2 y 7,5 L/100 km en ciclo combinado.
¿Qué alternativas podemos considerar? Pocas, poquísimas, porque apenas existen. Sus rivales naturales son el BMW Serie 4, que en su versión 420d de 190 CV sale desde 54.450 euros, y el recién llegado Mercedes CLE, del que aún no existe precio para su variante 220 d de 197 CV.
¿Y por qué el Ford Mustang no? Porque este no tiene nada que ver con los tres alemanes. El Mustang sacrifica calidades y confort en favor de potencia, sonido y, en cierto modo, sensaciones. Aparte que no lo hay diésel (ya es lo que faltaba después de que lo haya eléctrico).
¿Es una buena compra este Audi A5 diésel? Para mí, sin duda alguna, siempre que seas consciente de su naturaleza: no es un deportivo, es una berlina coupé. Sin embargo, vale para todo y todo lo que hace lo hace bien.
Por cierto, en su defensa hay que decir que sale por 55.720 euros, lo que le sitúa al mismo nivel que el BMW 420d. Que esta unidad cueste más de 70.000 euros es resultado de que luzca el acabado Black Line, equipe la tracción total Quattro e incluya un montón de accesorios opcionales.
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