El Volvo S60 T5, a prueba

La nueva berlina sueca llega con una novedad importante... y es que no se ofrecerá con motores diésel. De esta forma, el Volvo S60 T5 es la opción más equilibrada gracias a sus 250 CV.


Parece conveniente aprovechar la llegada del Volvo S60 para hacer un repaso del segmento de las berlinas medias premium. Se puede decir que, dentro de lo que podemos escoger, existen dos grupos bastante diferenciados. Por un lado, están los que apuestan por ofrecer un enfoque más dinámico, entre los que destacan el Alfa Romeo Giulia, el BMW Serie 3 o el Mazda 6. Y después tenemos los que ofertan modelos en los que prima un alto grado de confort por encima de las reacciones deportivas; aquí encontramos representantes como el Mercedes Clase C, el Audi A4 o el Lexus IS. En el caso del Volvo S60, está más cerca del segundo grupo.

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Hemos tenido la ocasión de probarlo por carreteras de Jerez; en concreto, hemos conducido la versión T5 asociada al acabado R-Design, que cuenta con una suspensión un poco más dura que la del otro acabado de la gama, denominado Inscription. Aun así, el S60 destaca por ofrecer un confort de marcha notable, aislando a los pasajeros con eficacia de lo que sucede a ras de suelo, y controlando los movimientos de la carrocería con eficacia en las curvas amplias y juntas de dilatación que se suelen encontrar en las autopistas de nuestro país.

Sin embargo, a la hora de afrontar tramos más revirados en carreteras secundarias, el S60 no es el coche más adecuado para cambiar de trayectoria con agilidad. Y a pesar de que su estética exterior insinúe cierto grado de deportividad –cuenta con aditamentos en la carrocería y unas bonitas llantas de 18» que le dan un aspecto más agresivo–, lo cierto es que es una berlina para conducir de manera tranquila.

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A esta sensación también contribuye el carácter del cambio automático y la dirección. En el caso de la transmisión, el paso de una relación a otra se produce de manera suave pero, si decidimos manejarlo de forma manual –las levas del volante tiene un tacto correcto–, tendremos que anticiparnos un poco –sobre todo a la hora de reducir–… si queremos llegar con la marcha adecuada a la entrada de los giros.

En lo que respecta a la dirección, su tacto es suave y agradable, pero filtra mucho la información que llega a nuestras manos, de forma que resulta complicado averiguar cuál es el nivel de adherencia que estamos empleando de los neumáticos delanteros y, por tanto, es difícil saber cómo de cerca o lejos estamos de alcanzar el límite en un apoyo.

Al final, lo que sucede es que te adaptas a las reacciones y, con un poco de pausa en las órdenes desde el volante, consigues un razonable equilibrio entre agilidad y confort. Los frenos en ningún momento transmiten síntomas de desfallecimiento y su tacto es muy bueno, lo que permite modular con precisión la aproximación a las curvas. Por su parte, el nivel de tracción es elevado, por lo que en ningún momento notas que las ruedas se estresen con la entrega de potencia, de manera que puedes pisar pronto el acelerador a la salida de las curvas.

Volvo S60 T5

En general, el S60 envía señales claras al conductor de que lo mejor para sacar el mayor provecho es adoptar una actitud pausada en esta clase de vías. Pero esto no quiere decir que el ritmo tenga que ser lento, ni mucho menos. En esto tiene que ver el rendimiento del motor; el propulsor 2.0 turbo de cuatro cilindros con 250 CV y 350 Nm ofrece un empuje contundente en toda la banda de revoluciones –acelera de 0 a 100 km/h en 6,5 segundos–, y permite realizar adelantamientos con gran facilidad. A pesar de que el habitáculo está muy bien aislado, el sonido que se cuela en el interior cuando aceleramos resulta sugerente, y casa a la perfección con el planteamiento de berlina rápida…que no deportiva.

En cuanto al habitáculo, el nivel de acabados y calidad resulta elevado, con un diseño minimalista que comparte con el resto de modelos de la firma sueca. Todos los mandos transmiten solidez y, una vez aprendes a manejar la pantalla táctil central, el resto de elementos no plantea mayor problema. Lo mejor sin duda es el puesto de conducción, ya que el asiento recoge bien el cuerpo y resulta muy cómodo, además de que ofrece una gran cantidad de ajustes que, entre otras cosas, permiten situar al conductor de turno muy cerca del suelo.

Volvo S60 T5

En cuanto a su posicionamiento frente a la competencia, con un precio de 46.600 euros y un equipamiento de serie bastante completo –quizá añadiríamos la suspensión adaptativa Chasis Four-C, por 943 euros; y las llantas de aleación de 19», por 597 euros–, es una alternativa más económica que sus principales rivales alemanes, puesto que queda por debajo de un BMW 330i –258 CV, desde 47.250 euros–, del Mercedes C300 –258 CV, 50.125 euros– y del Audi A4 45 TFSI –245 CV, a partir de 51.240 euros–.

 

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