Para la tercera generación del Yaris, Toyota lo ha hecho crecer 10 cm. hasta los 3,88 metros, pero aún así sigue siendo más pequeño que sus rivales: Para hacernos una idea, de medir lo mismo que el Micra pasa a medir lo mismo que un Mitsubishi Colt, pero aún es bastante más corto que los Ibiza -4,05 m-, 207, Clio -4,03 m-, Fiesta -3,98 – o C3 -3,94 m-. Como era de esperar, la versatilidad debía ser un rasgo fundamental de este coche: Se hacía necesario que fuera ágil por ciudad pero, en estos tiempos delicados, muchas familias se conformarán con un utilitario para todo, incluidos viajes largos, lo que a su vez exige un interior claramente habitable.
Sin embargo, los motores apenas reciben cambios más allá de retoques en aras de la reducción de consumos y la insonorización del habitáculo. La gama sigue comprendiendo los gasolina VVT-i 1.0 de 69 CV y 1.33 de 99 CV -que cuenta con la mayor novedad, la posibilidad de montar una transmisión automática CVT de seis velocidades- y el 1.4 D-4D de 90 CV como opción diesel -para el que, como en el Yaris actual, está disponible una caja manual automatizada Comfortdrive-. A partir del 1 de septiembre ya se podrá encargar, pero los primeros pedidos no se entregarán hasta octubre.
Curiosidades del producto
Los acabados en España serán: Live -muy básico, pensado para flotas-, Active y Sport, y los precios aún no han sido desvelados, pero oscilarán entre los 10.000 € y los 16.000 €, aunque habrá campañas de lanzamiento con descuentos.
Todos los Active y Sport cuentan de serie con el sistema Toyota Touch. Este elemento no es nada que no hayamos visto antes: Se trata de una pantalla táctil de 6,1 pulgadas desde la que controlar el navegador, equipo de audio, información sobre el vehículo -consumo en determinados periodos de tiempo-, cámara trasera y conectividad mediante Bluetooth. Pero si optamos por el «Touch & Go» como equipamiento opcional, recibiremos conexión a Internet por medio de nuestro móvil. Además, por primera vez en Toyota, se podrán incluir los radares de tráfico. Quizá el mayor logro de este elemento sea su gran sencillez de manejo.
Se han efectuado cambios estructurales en la carrocería -20 kg. más ligera- , se ha modificado la suspensión y los retoques en la dirección permiten que el Yaris presuma ahora de un diámetro de giro de solo 4,7 metros.
Por dentro: Mejores sensaciones
Una vez en su interior, la primera impresión que nos llevamos es la de unos plásticos agradables a la vista pero duros y rugosos al tacto. Por otra parte, el salpicadero incluye ahora una pieza en un material más blando que recubre gran parte de la zona del acompañante, algo poco habitual en modelos de este segmento. Cuando nos acomodamos, observamos una postura de conducción bastante más baja que en el anterior Yaris -según Toyota, para adaptarse a la conducción deportiva de parte del público joven-, pero resulta cómoda y la visibilidad no se ve por ello comprometida. Todos los mandos están adecuadamente a mano, y es de agradecer que, para su tercera generación, el Yaris haya vuelto al cuadro de instrumentos clásico con diales tras el volante, con lo que se acaba el tener que apartar la vista para consultar el antiguo indicador digital central. La habitabilidad es correcta para su segmento.
En marcha: Tanto urbano como rutero
Una vez en marcha, comprobamos que las novedades en el chasis surten efecto: El comfort aumenta con la nueva suspensión y la dirección es precisa. En cuanto a los motores, ya hemos señalado que apenas cambian. El 1.4 D-4D es un propulsor que, además de defenderse entre el tráfico de la ciudad, consigue rodar muy desahogado en trayectos por carretera y autovía. Además, su cifra oficial de consumo (3,9 litros/100 km) es sobresaliente. Por tanto, es una opción versátil con la que quedarse a poco que se piense salir con el Yaris a carretera abierta y, si hay que ponerle algún pero, la reducción del ruido sigue sin estar conseguida a pesar de los esfuerzos para esta tercera generación.
El 1.33 recibe como opción una transmisión de variador continuo CVT Multidrive. Destaca por su progresividad al subir de marchas y su comodidad para la conducción urbana. Esta versión consume 5 litros/100 km, pero la cifra osciló entre los 10 y los 11 litros cuando activamos el modo Sport: Entonces, el régimen de giro se dispara (casi 3.000 rpm. a 60 km/h 4.000 a 100 km/h y 6.000 a 120 km/h), el ruido se eleva en exceso y no se aprecia ninguna ganancia en cuanto a reacciones, recuperaciones, etc.