En la nochebuena de 1898, un joven fanático de la mecánica llamado Louis Renault asciende la calle Lepic, la más empinada de París, con un vehículo construido por él mismo en un cobertizo junto a la casa de su familia. Los transeúntes que presencian semejante hazaña quedan impresionados y pocos minutos después recibe doce encargos.
Este hecho marca el nacimiento del Tipo A y, por extensión, la marca Renault. 120 años de historia que han querido celebrar permitiéndonos conducir algunos de sus modelos más emblemáticos desde los años 30 hasta la actualidad.
Renault Estafette -1959-
A mediados del siglo XX las necesidades de transporte de artesanos y comerciantes no encontraban respuesta en las pequeñas furgonetas, con una capacidad de carga insuficiente, ni en los poco prácticos y caros camiones. De este modo, Renault creó un vehículo de 4,09 metros de longitud con el motor ubicado en la parte delantera para liberar al máximo el espacio de carga. De esta forma nace el Estafette que, además, se convierte en el primer vehículo de tracción delantera en la historia de la marca francesa.
Lo primero que llama la atención del Estafette es lo retrasada que queda la palanca de cambios -de cuatro velocidades-, ya que el pomo está a la altura del respaldo del asiento. Además, las relaciones están invertidas: la primera es hacia detrás y la segunda, como una tercera convencional. La Estafette nació con un motor de cuatro cilindros en línea de 845 cm3 con 43 CV, que le permite alcanzar los 101 km/h.
No obstante, lo más sorprendente es la capacidad de la parte trasera, que en el caso de la unidad que conducimos puede albergar a seis ocupantes -sin contar el conductor y el pasajero-. Los asientos están situados mucho más bajos que los delanteros, de modo que la sensación de espacio es excepcional; de hecho, su versatilidad permitió crear diversas aplicaciones: furgón, pick-up, microbús, etc.
Renault 4 GTL -1980-
El ´cuatroele´ -también conocido en España como R4 o ´cuatro latas´- llegó en 1961 para reemplazar al coche que motorizó a los franceses, el 4 CV. Se planteó como un automóvil polivalente, como un coche que sirviese tanto para los quehaceres habituales como para disfrutar del ocio durante el tiempo libre. Para ello disponía de un piso completamente plano y una quinta puerta -el enorme portón del maletero-, así como una segunda fila de asientos fácil de plegar. Cabe destacar que fue uno de los primeros en usar un sistema de refrigeración por circuito cerrado de agua, algo que simplificaba su mantenimiento.
Nos sentamos en una unidad del R4 con acabado GTL del año 1980, que en comparación con el Estafette que acabamos de dejar parece un vehículo muy actual. La baja postura de conducción aumenta la sensación de estabilidad, que es sorprendentemente buena incluso en comparación con coches varias décadas más modernos. El indestructible motor 1.1, ubicado en posición longitudinal, desarrolla 34 CV y es capaz de empujarle hasta los 121 km/h en cuarta velocidad. La evolución respecto a anteriores modelos de Renault también se aprecia en la posición del selector del cambio, encastrado en la consola central y con un manejo bastante preciso.
Renault Juvaquatre Coupe -1939-
Y dejamos lo mejor para el final. Una unidad del Juvaquatre Coupé recientemente restaurada de un modelo del que apenas se fabricaron 82 unidades entre 1939 y 1946. A diferencia de la berlina, que tenía un carácter popular, el coupé se posicionaba como en el segmento de lujo. Curiosamente, una vez finalizada la II Guerra Mundial, evolucionó hacia un vehículo de tipo comercial.
Su conducción no resulta sencilla, aunque en esencia no es muy diferente a la de cualquier vehículo actual. Más allá de detalles como la ausencia de intermitentes lumínicos, lo más llamativo es que el arranque del motor se efectúa mediante un pulsador ubicado junto al acelerador, de modo que hay que realizar una maniobra similar al punta-tacón. Más peculiar si cabe es el tacto del freno, con accionamiento mediante cable -posteriormente se reemplazaría por un sistema hidráulico-, que requiere aplicar mucha fuerza sobre el pedal para lograr algo de retención, aunque si te excedes puedes llegar a bloquear las ruedas. El cambio tiene unos recorridos larguísimos, aunque las tres velocidades entran con bastante facilidad. Equipa un motor 1.0 de cuatro cilindros con unos 26 CV que mueve con bastante soltura los 760 kilos de peso del Juvaquatre; con dos personas a bordo y según el GPS portátil, alcanzamos con relativa facilidad los 90 km/h.
Una vuelta por el museo
Al final de la jornada nos espera una visita a las instalaciones de Renault Classic en la factoría de Flins –Francia-, donde se guardan y conservan todas estas joyas. En total, hay almacenadas unas 750 unidades, de las cuales 90 están expuestas en un museo privado que permite recorrer los 120 años de historia de la marca. Desde el primer coche construido por Louis Renault, el Tipo A, hasta modelos populares en los años 80 y 90 –Supercinco, R11, etc- y rarezas como el único Espace F1 que existe.