En el sur de la Comunidad, el rio Tajo es un gran reclamo. En la zona el invierno es más suave. En Aranjuez, además del Palacio y los fresones, disponemos de amplios y silenciosos aparcamientos como el del Recinto Ferial, a apenas unos minutos caminando de los jardines y el pueblo, donde abundan los restaurantes y las casas bajas en calles empedradas. Un lugar con encanto con un Palacio considerado Patrimonio Nacional que además ofrece un parking privado con servicio de vigilancia (coordenadas N 40°1’48.414” W -3°37’27.5088” 40.030115,-3.624308) y acceso directo a diversas posibilidades de ocio «camper», desde rutas de senderismo a BTT.
No demasiado lejos, en Carranque, existe otro área con vistas interesantes y que permite renovar las aguas grises del vehículo. En la calle Pablo Picasso de la localidad de Pinto tenemos también esa posibilidad (y otras cuantas más) en unas instalaciones muy bien preparadas.
Con la montaña, las emociones crecen. Quizá el mejor y más agreste destino es Rascafría, en el Valle del Lozoya y al noroeste de la Comunidad de Madrid. Destaquemos aquí el aparcamiento que existe en el monasterio de Santa María del Paular (cuya visita guiada con monjes benedictinos es una buena opción), un enclave interesante muy cerca de Rascafría y que sirve de punto de operaciones para muchas actividades de ocio.
La senda de la cascada del purgatorio y el Parque de Peñalara son destinos irresistibles si lo que buscamos es soledad, nieve y paisajes. Y si el tiempo lo permite, a un tiro de piedra tenemos las maravillosas piscinas de Las Presillas, un enclave conocido en los alrededores y toda la región para refrescarse cuando hace sol.
El puerto de Cotos ofrece similares atractivos rurales. Estamos en Guadarrama, un lugar célebre entre los madrileños que desean huir de la ciudad en fin de semana y de paso estar a una notable altura sobre el nivel del mar, nada menos que 1800 metros, en una zona de gran atractivo cultural y natural.
En la linde de Segovia y Madrid encontramos grandes aparcamientos como el de Canto Cochino, en La Pedriza, y el de Las Dehesas en Cercedilla. Son amplios, seguros y tienen un montón de servicios y opciones para el cliente, desde cafeterías hasta información de rutas.
En todos los casos es recomendable optar por las rutas que recorren el macizo de Peñalara, la montaña más alta de Guadarrama y apodada como el «techo de Madrid» por una razón justificada. Es más, destaquemos en concreto tres rutas como las de Laguna de Peñalara, la del Collado del Camino del Nevero y la subida al Pico de Peñalara como principales para pedir o buscar información. Si somos más modestos y decidimos visitar la localidad de Guadarrama, allí también tenemos lugares para aparcar nuestro vehículo con comodidad.
Si decidimos cruzar la N-VI, nos podemos acercar a El Escorial y las carreteras que se adentran en Avila y la vertiente sur de Gredos. San Martin de Valdeiglesias sigue siendo famoso por su castillo, pero ahora cuenta con algunos de los mejores vinos de España gracias a la recuperación de sus garnachas. El camino nos lleva hacia Ávila por las Navas del Marqués y podemos llegar a los maravillosos bosques de Peguerinos después de subir la Cruz de Hierro o acercarnos a las estrellas después de llegar a pueblos secretos como Fresnedillas de la Oliva o Sta. Maria de la Alameda.
Pero no todo tiene por qué ser naturaleza en estos días de asueto en autocaravana por Madrid. Si decidimos ir al meollo urbano de la capital existen muchas opciones para dejar el vehículo al margen del tráfico en buenas condiciones.
Al mencionado parque de autocaravanas de Pinto se añaden otros como el parking de Valdebernardo y otras muchas áreas cercanas a estaciones de metro o cercanías (como Cuatro Vientos o San José de Valderas, por citar algunos solo en la zona sur) para dejar el vehículo a apenas unos minutos en transporte público de zonas tan destacadas como Plaza de España, Gran Vía y Callao. Allí tenemos a nuestra disposición toda la oferta gastronómica y comercial de Madrid, que ya sabemos que no es poca.