La marca lo pone estos días en manos de particulares en Tokio para efectuar pruebas con unidades de preserie decoradas en 5 tonos de carrocería, ya con modificaciones de diseño que aseguran mayores visibilidad, facilidad de uso y maniobrabilidad.
Toyota quiere valorar la acogida del i-Road en su mercado local, antes de lanzarlo al resto del mundo y asegura que éste ofrecerá «una nueva experiencia de conducción con la agilidad de una motocicleta y el confort y la estabilidad de un coche».
El i-Road definitivo está basado en el concept de idéntico nombre presentado en el Salón de Tokio de 2013. Mide 2.35 metros de largo, 1,44 de alto y 0,85 de ancho, su peso es de 300 kilos y cuenta con un motor eléctrico de 9,5 caballos de potencia que le permite alcanzar los 30 km/h de velocidad máxima y ofrecer una autonomía de 50 kilómetros.
En nuestro mercado, no se comercializa ningún vehículo similar, lo más parecido es el Renault Twizy que cuenta con cuatro ruedas en lugar de tres y ofrece mayores prestaciones y autonomía.
Además de las pruebas en Tokio, el i-Road se ha probado en vías públicas de Toyota City desde comienzos de marzo, como parte del sistema de tráfico urbano de Toyota Ha:mo1, creado para explorar la consecución de una sociedad baja en emisiones contaminantes donde la movilidad se potencie mediante la tecnología.
¿Estamos ante una nueva moda de urbanos eléctricos? Todo apunta a que sí.