El vehículo, que había pasado todas las revisiones en un servicio oficial -la última fue a los 70.000 km, en junio de 2005-, no me había dado ningún problema hasta que, a los 85.000 km, y en pleno viaje de Semana Santa, el coche se paró de repente y me dejó tirado. Lo llevé en una grúa al taller donde lo compré y, después de desmontar el motor, me dijeron que se había roto la correa de distribución y que la reparación me costaría 3.900 euros. El jefe de taller también me comentó que la avería le parecía muy extraña, porque en la última revisión dicha correa estaba en perfecto estado y que prepararía un informe para enviar a la marca. Audi le contestó que no se hacía cargo de nada, así que llamé a atención al cliente para protestar y a la semana me dijeron que me abonarían parte de la factura. ¿No deberían pagarme la totalidad?
El departamento de Prensa de Audi nos ha comentado que el coche ya no se encuentra en garantía pero que, como el cliente siempre ha pasado todas las revisiones en el mismo taller de la marca, se va a tener una atención comercial por la que sólo tendrá que abonar 480 euros de la factura total -3.900 euros-.