El coche que estamos probando hoy es un BMW Serie 1, y no es ninguna novedad. Sí lo es, eso sí, la nueva gama cromática que le aporta el programa BMW Individual que la marca alemana ha diseñado para los Serie 1 y Serie 2 Gran Coupé. Y esa es la principal razón por la que este bonito 118d de un peculiar tono blanco hueso ha caído en nuestras manos.
Siempre es agradable reencontrarse con un modelo de estas características. Es diésel, sí, ese tipo de combustible que desde muchas partes se han encargado de demonizar. Poca gente los quiere. Pero la realidad es clara: a pesar de lo caro que está el gasóleo (hoy, en octubre de 2022, es por litro en torno a 25 céntimos más caro que la gasolina), el diésel sigue siendo la opción correcta para quien recorra más de 25.000 km anuales, sobre todo si son por carretera.
¿Cómo es la gama del BMW Serie 1?
Resulta bastante completa, como siempre ha sido en este modelo desde que fuese lanzado en 2004. La actual generación, que es la tercera y llegó en 2019, cuenta con mecánicas gasolina y diésel, pero ni rastro de versiones electrificadas, al menos de momento. Los gasolina son un 118i (1.5 turbo de tres cilindros y 136 CV), 120i (2.0 turbo de 178 CV) y dos versiones deportivas basadas en ese mismo bloque 2.0 turbo: 128ti de 165 CV y M135i de 306 CV. Los diésel son un 116d (1.5 turbo de 116 CV), 118d (2.0 turbo de 150 CV) y 120d (2.0 turbo de 190 CV).
¿Cómo es por fuera el BMW Serie 1?
Es un compacto de 4,32 metros de largo construido sobre una plataforma de tracción delantera, lo cual generó bastante polémica con los entusiastas de la marca. Esa plataforma se llama UKL2 y es la misma que la de los Serie 2 Active Tourer y Gran Coupé, que la de los X1 y X2, y que la de los Mini Clubman y Countryman. Esta unidad equipa el siempre vistoso acabado M Sport, que dota al vehículo de un aspecto más deportivo y que sale por 3.940 euros en el 118d.
¿Cómo es por dentro el BMW Serie 1?
Es un compacto que por habitabilidad y maletero (380 L) está en la media del segmento, pero que por calidad de construcción, tecnología y posibilidades de equipamiento se sitúa a primer nivel. Destaca su fantástica postura de conducción, bajita y con amplios reglajes tanto en el asiento como en el volante, así como su sobresaliente ergonomía, donde conserva mandos y botones reales para casi todas las funciones y lo complementa con una pantalla de intuitivo software que puedes manejar tanto de manera táctil como con los mandos del túnel central.
¿Cómo va el BMW 118d?
Es cierto que su cambio a plataforma de tracción delantera le ha hecho perder parte de la chispa que le caracterizaba, pero en realidad eso es algo que sólo los más entusiastas de la conducción apreciarán, y eso representa a un porcentaje minúsculo sobre el total de conductores que se puedan interesar en la compra de un BMW Serie 1.
Probablemente, la versión 118d sea la más equilibrada de la gama. Tiene una potencia media (150 CV) y en uso real, tal y como hemos comprobado en esta unidad que por cierto lleva cambio automático (lo hay manual también), consume unos 5,9 L/100 km, lo que no es mucho más que lo que homologa: 4,9 L/100 km.
Prestacionalmente va sobrado para un uso normal, pues acelera de 0 a 100 km/h en 8,2 segundos y alcanza 216 km/h. En general es un compacto para todo, pues tiene un rendimiento muy por encima de lo aceptable y, gracias a su ajustado consumo, la autonomía por depósito supera con facilidad los 700 km, y eso que el tanque de combustible es más bien pequeño: 42 litros.
Además, es bastante agradable de conducir. La entrega de potencia del motor es muy lineal y la transmisión de convertidor de par y ocho velocidades es suave y silenciosa cuando vas despacio y rápida y precisa cuando conduces rápido. Aparte es un coche bien insonorizado y al habitáculo no llegan vibraciones procedentes de la mecánica diésel. Y es un compacto que ofrece un buen grado de agilidad, estabilidad y confianza hacia el conductor.
Esta unidad, además, lleva el acabado M Sport que aporta una suspensión deportiva que le sienta bien en términos de control del balanceo de la carrocería y que no afecta demasiado negativamente al confort. También equipa los frenos M Sport con discos sobredimensionados y pinzas de cuatro pistones en el eje delantero. Verdaderamente son prescindibles para las aspiraciones deportivas de una versión diésel de 150 CV, pero por unos razonables 769 euros son una buena inversión si de vez en cuando te gusta recorrer algún tramo de montaña, aparte que estéticamente dotan al coche de un propósito mucho más deportivo.
¿Conclusión?
Si el dinero no es un problema, el Serie 1, particularmente en su versión 118d, es un notable compacto para todo, para hacer kilómetros y kilómetros con un gasto asumible. Ahora bien, con cambio automático cuesta 39.035 euros (36.550 euros si prefieres el cambio manual) y, a poco que añadas el acabado M Sport, un color del programa Individual, o incluyas algún accesorio más, la factura bien puede acercarse y mucho a los 50.000 euros.
Es probablemente el compacto diésel que yo elegiría entre todos los que copan el segmento. Ahora bien, también es justo decir que hay alternativas más económicas que también cumplen un buen papel, incluso con las mismas garantías que el 118d en según qué aspectos. Un ejemplo podría ser un Seat León 2.0 TDI DSG FR. Aparte, el Serie 1 no es la elección más propicia si otorgas mucha importancia a aspectos como el espacio interior o la capacidad de maletero, apartados en los que cumple pero sin destacar.