Pensada para equipos privados, nostálgicos o presupuestos más comedidos y, sobre todo, para seguir pudiendo usar todoterrenos de verdad (prácticamente extinguidos en el Dakar «normal»), la organización ha convocado esta categoría por primera vez. Cerca de una treintena de equipos ha aceptado el reto, y de todos ellos casi la mitad son españoles.
El concepto es proporcionar a estos participantes su propia carrera basada en la regularidad, con dos categorías: media alta y media baja. Se permite la participación de coches anteriores al año 2000, lo que ha hecho que el aficionado dé una segunda vida a modelos a priori olvidados. Sería deseable que, de crecer en importancia, se diferenciara a los vehículos que han corrido ediciones antiguas de los que han partido de modelos con años pero carecen de ese pedigrí, si bien esto y otros detalles más se irá puliendo en futuras ediciones.
Vehículos legendarios
Corcuera-San Vicente, con un Volkswagen Iltis, Revuelta-Sánchez, con un Toyota Land Cruiser o el equipo Rumbo Zero, con dos Mercedes Clase G en manos de Antonio Gutiérrez-Luis Heras y Carlos Vento-Juan Carlos Ramírez, deben y pueden ser de los que obtengan un buen resultado tras las dos semanas de competición.
También habrá que fijarse en el equipo Clàssics Competició, con dos Range Rover de 1980 y 1991 pilotados por Pere Maimí y Andreu Vidal, fuertemente arropados por Estanfi, el reputado especialista en recambios de todoterrenos clásicos (y de Land Rover en especial).
Por el momento, el Dakar Classic es toda una incógnita, y parte de su éxito dependerá de la cobertura mediática que consiga. Esta cobertura y este éxito tienen, no obstante, el peligro de convertir una categoría (o una carrera paralela) de equipos privados con pilotos amateurs en una nueva lucha de marcas oficiales dispuestas a poner en valor un pasado glorioso y obtener notoriedad con presupuestos muy inferiores a los necesarios para disputar el Dakar «de verdad».
En cualquier caso, mientras Carlos Sainz y Lucas Cruz luchan por su cuarta estatuilla dorada del tuareg a bordo de su buggy Mini, disfrutaremos contemplando estas máquinas veteranas ofreciéndonos imágenes propias de un auténtico viaje en el tiempo y rindiendo tributo a la historia de una carrera cuya primera edición se disputó hace ya nada menos que 42 años.