Maserati Quattroporte V8

Maserati preguntó a Fiat -su propietaria- si podría tener motores más potentes, y los ha conseguido. También ha logrado disponer de una nueva fábrica, dos nuevos modelos y un ambicioso plan para multiplicar por seis su producción en los próximos tres años, dejando con un palmo de narices a rivales como Aston Martin.


Llegará en marzo – Desde 150.000€
 
No era mi intención salir de aquel peaje alemán con el ensordecedor modo Sport del Maserati Granturismo activado y acelerando a fondo. Bueno, sí que lo era. Pero no pretendía llamar tanto la atención. Y desde luego, nunca lo habría hecho de haber sabido que unos pocos puestos a mi derecha se encontraba alguien pagando su peaje al volante de un Porsche 996 Turbo de color azul prusia.

Lamentablemente, para cuando vislumbré en mi retrovisor la inconfundible silueta del Porsche –con su diminuta toma de aire justo tras la puerta y el discreto alerón biplano–, ya era tarde: había aceptado el ‘desafío’. Así que agarré con firmeza al volante y apreté el acelerador aún con más fuerza. Y entonces, ocurrió algo alucinante. Yo, en mi flamante Maserati de 150.000 euros me sentí humillado mientras aquel coche azul se perdía en el horizonte. Y no dejaba de darle vueltas a la cabeza mientras pensaba… «Demonios, ¡esto corre tan poco como un compacto GTI!».

Cuando pagas cierta cantidad de dinero por un coche, no pueden ocurrir cosas como esa. Se entiende que un súper deportivo debe disponer de potencia suficiente para mantener su status quo, al menos, en línea recta. Sin embargo, la combinación de dimensiones generosas –5,05 m en el Quattroporte y 4,88 m el coupé Granturismo derivado de su plataforma–, chasis de acero –1.990 y 1.880 kg, respectivamente– y motor atmosférico de ocho cilindros tomado prestado de un Ferrari F430 muchísimo más ligero daban como resultado dos musculosos modelos de impresionante estampa… que aparentaban mayores prestaciones de las que sus motores podían ofrecer en realidad.  

Diez años después de la presentación del Quattroporte, Maserati ha reaccionado –más vale tarde que nunca–. Y lo ha hecho a lo grande. Detrás de la revolución que se avecina se encuentra el hombre eternamente ataviado con un jersey, el director ejecutivo de Fiat –y, en los últimos tiempos, también de Chrysler–, Sergio Marchionne. Muy en su línea, ha ideado una solución para Maserati que no es en absoluto tibia.

En primera instancia, Maserati dice adiós a los propulsores atmosféricos en el Quattroporte –aunque seguirán en el Granturismo hasta el final de su ciclo de vida, en 2015–. Marchionne ha dispuesto que la firma italiana se sume a la corriente de motores V8 biturbo de gasolina y enormes potencias que inauguraron el 4.4 V8 del BMW M5 y el  5.5 V8 que propulsa ahora a los Mercedes ’63 AMG’, de forma que el inminente nuevo Quattroporte recurrirá a un 3.7 V8 biturbo de 530 CV de potencia, diseñado por Maserati  –bajo la batuta de Paolo Martinelli, que en su anterior empleo elaboraba los motores de F1 para Ferrari–.

No obstante, para ampliar gama, a la oferta mecánica se sumará un V6 biturbo –esencialmente, una versión con dos cilindros menos del V8–, con 2.800 cc de cubicaje y unos 410 CV –en parte, este motor viene impuesto por el mercado chino, que grava con fuertes impuestos los motores de más de tres litros–. Y más tarde, llegará un diesel. Será una versión del V6 common rail que propulsa al Jeep Grand Cherokee –o al Lancia Thema, el coche antes conocido como Chrysler 300C– ‘aderezado’ por el sistema triturbo Borg Warner que estrenó BMW en su M550d; se espera que entregue 350 CV.

Además de la incorporación de estos nuevos tres motores, Marchionne ha decidido meterle mano al legendario asunto de la ‘calidad artesanal’ de Maserati construyendo una nueva factoría… en las instalaciones de lo que era antaño Bertone, en Grugliasco, Turín –Fiat se hizo con ellas en 2009, tras la quiebra del carrocero–. Aquí, por fin, se podrá fabricar un Maserati ‘casi’ por completo: aunque los motores seguirán llegando de Maranello, ya no se externalizarán las labores de estampación, soldadura y pintura de chasis.

¿Mucho arroz para tan poco pollo? Efectivamente. Por eso, Maserati también va a aumentar el número de modelos. Al Quattroporte le va a acompañar un ‘hermanito’ pequeño, que recuperará la mítica denominación Ghibli y competirá con la Serie 5 de BMW, la Clase E de Mercedes…

Por otro lado, aquel proyecto de nombre seductor, el todo camino Kubang, será una realidad en 2014… bajo la denominación Levante –un toque de hispanidad para hacer la pascua… al ‘departamento de bautizos’ de Lamborghini–. Empleará la plataforma del Jeep Grand Cherokee y del Dogde Durango, y se fabricará en EE.UU. –se ahorran el transporte hasta su principal mercado y, legalmente, eso permitirá a Maserati importar el resto de su gama sin pagar aranceles…–.

Como habrás deducido, un capítulo de la historia de Maserati se cierra y comienza otro distinto. Hasta siempre, vieja scacharati. En 2014, Marchionne espera vender 30.000 tridentes al año, un salto cuántico desde las escasas 5.000 unidades actuales. Los futuros modelos estarán mejor hechos –lo cual no garantiza que sean mejores– y serán menos exclusivos. Pero si es el camino que el señor del jersey opina que se debe seguir… Fiat.
 
 

MASERATI QUATTROPORTE 3.8 V8 Biturbo
Motor: Gasolina, 3.799 cc, V8, 530 CV entre 6.500 y 6.800 rpm, 720 Nm entre 2.000 y 4.000 rpm. Cambio: Automático de ocho vel. con convertidor.
Tracción: Trasera.
Prestaciones: 0 a 100 km/h en 4,7 seg. Vel. máx.: 307 km/h (est.).
Peso: 1.975 kg.
Precio: 150.000 euros (estimado)

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