Para ello monta el mismo motor que la versión RS actual, es decir, el 1.6 al que Renault le ha modificado el turbocompresor y la gestión electrónica para entregar 20 CV más y así alcanzar los 220 CV que justifican su nomenclatura. Como ocurre con el RS, está asociado a la transmisión automática EDC de seis marchas que ha sido retocada para realizar un tránsito entre marchas un 50% más rápido.
Del mismo modo, se han retocado la dirección y la suspensiones, con mayor firmeza en muelles y amortiguadores, rebajando además su altura en 20 milímetros adicionales en el eje delantero (-10 milímetros en el caso del eje trasero), para conseguir un comportamiento mucho más deportivo; mientras que monta unos neumáticos Michelin Super Sport en medida 205/45 sobre llanta de 18″. El interior también sufre ligeros cambios al incluir asientos de cuero, calefactados y con reposacabezas integrados así como un sistema de telemetría que se podrá cargar en el R-Link.