Enfrentamos el Audi Q7 con el Volvo XC90

Si comparamos la vida comercial de un coche –unos seis años de media– con la vida media del ser humano, el Audi Q7 que acaba de ser renovado habría dejado este mundo con 125 años ´humanos´, mientras que la primera generación del Volvo XC90 habría estirado su vida hasta los 150 años. En ambos casos, los achaques de la edad habían sido excepcionalmente bien tratados con trasplantes tecnológicos que hacen que una de las primeras unidades fabricadas de cada uno de ellos tenga poco que ver con las últimas que han abandonado las líneas de montaje, pero, aun así, el desfase de estos modelos con sus rivales más modernos era más que evidente.

Nacido en 2002, el Volvo XC90 no se parecía a nada que hubiera pergeñado antes la firma sueca. Siete plazas con un ingenioso sistema escamoteable de la tercera fila de asientos, suspensiones de largo recorrido y tracción total con motores transversales configuraban las principales características de un todo camino grande pero manejable. El Audi Q7 no llegaría hasta tres años depués. Con más de 5,0 metros de longitud y también siete plazas –casi inaccesibles las de la tercera fila–, el alemán era el extraño cruce de un inexistente Audi A8 familiar con el Volkswagen Touareg.

Las segundas partes pueden ser mejores

Pero si la primera entrega del Audi Q7 tenía la única finalidad de seducir al mercado norteamericano, ávido de tallas grandes, la segunda generación es un producto más elaborado, dotado de un chasis mucho más ligero, versiones híbridas y hasta 31 nuevos sistemas de seguridad y asistencia a la conducción.

El Volvo XC90 también ha querido huir de los convencionalismos, y plantea toda una gama de cinco mecánicas híbridas, diésel y de gasolina basadas en un único bloque tetracilíndrico transversal de dos litros. Es más grande y habitable que el modelo precedente, y estrena también un buen número de sistemas y gadgets, a la vez que un interior minimalista en el que una enorme pantalla LCD en posición vertical se adueña de la parte superior del salpicadero y la consola central.

Volviendo a la mecánica, en el Audi podemos encontrar, por el momento, dos motores: un V6 diésel de tres litros que aprovecha su actualización a la norma Euro 6 para llegar hasta los 272 CV, y otro V6 3.0, en este caso de gasolina, que logra 333 CV. Más adelante habrá un diésel de 218 CV y un híbrido enchufable, con motor de gasolina para el mercado chino y diésel para el europeo.

El interior del Audi Q7 no tiene demasiadas sorpresas. Es típicamente Audi. La pantalla del sistema multimedia del Q7 se esconde en el salpicadero apretando un botón. El clásico cuadro de instrumentos se reemplaza por una llamativa pantalla LCD.

En el Volvo, la enorme pantalla LCD de la consola central nos recuerda al Tesla Model S. Apenas hay botones en el salpicadero del XC90. El mando del arranque se sitúa junto a la palanca del cambio.

La autopista es su hábitat, pero hay sorpresas

Nuestra breve toma de contacto con el Volvo, por carreteras rápidas y autopistas de Asturias, deja claro que un bloque de dos litros ´apretado´ es suficiente para mover con agilidad un vehículo de esta talla, pero no ofrece un refinamiento acorde con el que sí brindan las suspensiones neumáticas opcionales –2.704 euros–, la insonorización ni el excelente equipo de sonido Bowers & Wilkins–3.458 euros–. Dicho esto, el coche es cómodo, rápido, suficientemente ágil y tiene un buen tacto de frenos y dirección.

El escenario en el que probamos el Audi Q7 es similar, pero algo más lejano y con algún que otro tramo por carreteras de montaña. Se trata de la zona de los Alpes Lepontinos, en Suiza, y allí nos encontramos con un automóvil claramente más ágil que su predecesor. Aparte de la importante cura de adelgazamiento a la que ha sido sometida esta segunda generación, los técnicos de Audi nos han sorprendido con un tren trasero directriz, que en los virajes más cerrados mueve las ruedas traseras en sentido contrario al de las delanteras, mientras que en los más abiertos ambos trenes giran en el mismo sentido.

Otra de las claves por la que este Q7 TDI nos parece tan ágil es porque la relación entre masa y potencia ha pasado de 9,57 kg/CV a 7,61 kg/CV, ya que no sólo se ha reducido el peso, sino que también se ha aumentado la potencia.

Los excesos ya no están de moda

Merced a sus casi 50 CV extra, el Audi es algo más rápido que el Volvo, pero su consumo medio homologado es idéntico –5,7 litros a los 100 km–. Se trata de una cifra muy baja que pone en entredicho la supuesta ventaja del downsizing, del bloque de aluminio y de la arquitectura de motor transversal y tracción total conectable automáticamente del modelo sueco. A la postre, el Q7 compensa sus supuestas desventajas aprovechando su mayor par motor para tirar de un larguísimo desarrollo final –73,5 km/h cada 1.000 rpm frente a los 65,4 del XC90– e introduciendo el sistema de parada y arranque automáticos.

Quien quiera más potencia, podrá recurrir a las versiones híbridas o las de gasolina de ambos modelos, pero todo apunta a que los tiempos de los motores de ocho y 12 cilindros no volverán.

COSAS QUE DEBES SABER DEL AUDI Q7

1- Chasis de aluminio y acero

Audi anuncia una reducción de peso de «hasta 325 kilos» respecto al modelo precedente. Según nuestros cálculos, la diferencia es de 275 kilos. El uso de un chasis que combina aceros de alta resistencia con aluminio es la clave.

2- Tracción total

Todos los Q7 disponen de un sistema de tracción total permanente, con un diferencial autoblocante que reparte el par disponible entre los ejes de forma variable –entre el 15 % y el 70 % para el tren delantero y entre el 30 % y el 85 % para el trasero–. Este diferencial se integra ahora en la misma carcasa que la caja de cambios, automática, de ocho velocidades.

3- Asistente de remolque

Quien haya maniobrado marcha atrás con un remolque sabe lo complicado que puede llegar a ser. Gracias a un giróscopo incorporado en la bola, el Audi Q7 puede ser dirigido fácilmente mediante el mando giratorio de la interfaz MMI mientras la dirección realiza autónomamente las correcciones necesarias.

COSAS QUE DEBES SABER DEL VOLVO XC90

1- Tracción delantera o total

Las versiones diésel menos potentes (D4) se ofrecen sólo con tracción delantera, mientras que el resto de la gama dispone de tracción total conectable mediante embrague Haldex. En el híbrido T8, el motor térmico mueve las ruedas delanteras y el eléctrico las traseras.

2- Evitará lesiones

Entre las numerosas innovaciones en materia de seguridad introducidas por este XC90, destacan unos pequeños soportes flexibles en los asientos que, de forma pasiva, reducen la compresión medular en el caso de que una salida de carretera haga que el vehículo caiga bruscamente desde cierta altura; ingenioso, sencillo y económico.

3- Vuelve la ballesta

La suspensión trasera convencional cuenta con una ballesta transversal que hace las funciones de muelle y barra estabilizadora. En opción hay conjuntos neumáticos de muelle y amortiguador, que permiten aumentar la altura libre al suelo.

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