La marca de il cavallino rampante emprende una nueva aventura en su emblemática historia. Tras la salida, hace una semana, de su presidente Luca Di Montezemolo, se han desencadenado una serie de acontecimientos, con la llegada de Sergio Marchionne como CEO de Ferrari, que ha desembocado en un proceso de independencia de Ferrari y el grupo Fiat-Chrysler que se debe a la voluntad del Consejo de Administración de garantizar el desarrollo en el largo plazo de tiempo del grupo.
La masa accionarial de Ferrari se divide actualmente entre un 90% en manos de Fiat, un 5% en manos de Piero Ferrari (hijo de Enzo) y un 5% en manos de un grupo de accionistas de Emiratos Árabes. Estos accionistas conservarán en este proceso de venta un 90% de la firma tras la salida a bolsa del citado 10%.
La idea es que Ferrari cotice en la bolsa de Nueva York, todavía está por ver si lo hará también en Europa, pero lo que es interesante en el futuro a corto-medio plazo de la marca italiana es ver la reacción de los inversores a la entrada de una marca con la historia de Ferrari. En su nueva etapa, la casa de Maranello deberá demostrar en solitario a los inversores que es un negocio viable sin el paraguas de Fiat-Chrysler.
El Grupo Fiat-Chrysler sigue creciendo
La noticia de la separación de Ferrari ha llegado el mismo día en el que este coloso del motor, FCA, publicara sus resultados económicos relativos al tercer trimestre del año en curso, cuando ganó 188 millones de euros, una cifra similar al del mismo periodo de 2013. Tras conocerse los resultados y la noticia de la separación, sus acciones ganaban un 18,36% en la bolsa de Milán.
