A lo largo de este mes de junio llega a los concesionarios el Ford Fiesta ST200, una nueva variante del urbano de Ford que se convierte, con sus 200 CV -puede llegar hasta los 215 con la función ´Overboost´ durante un pequeño lapso de tiempo- en el Fiesta más potente de la historia. Llega, por tanto, dispuesto a superar históricamente a versiones tan míticas y que dejaron tan buen sabor de boca como el ST de primera generación, el Turbo RS o el XR2i; y es que su misión es celebrar el 40 aniversario de este modelo.
El bloque que monta es un 1.6 EcoBoost de gasolina que rinde la potencia mencionada en el párrafo anterior y un par motor máximo que ronda los 400 Nm. Asociado a este propulsor, el Ford Fiesta ST200 es capaz de alcanzar los 100 km/h desde parado en 6,7 segundos y una velocidad máxima de 230 km/h -por tanto, supera las prestaciones del ST estándar en 0,2 segundos en el 0 a 100 km/h y en 7 km/h en la velocidad máxima-. En cuanto a eficiencia, Ford homologa para este modelo un consumo medio de 6,1l/100km y unas emisiones de CO2 de 140g/km.
Lógicamente, la firma americana también se ha encargado de que el comportamiento de este Fiesta tan especial esté a la altura de las expectativas. Para ello, ha puesto a punto la dirección y la suspensión de forma específica y, a su vez, ha añadido una barra estabilizadora más grande -crece de 19 a 21 mm- y un eje torsional trasero un 27% más rígido. Por su parte, los discos de freno delanteros son de 278 mm en el eje anterior y de 253 en el posterior. De igual forma, también añade mejoras electrónicas, como el control de par vectorial eTVC y hasta tres modos en su control de estabilidad electrónico: activado al 100%, con intervención limitada y completamente desconectado.
Por último, el equipamiento de serie es el propio de una versión de estas características. Incluye un paquete estético y aerodinámico que le aporta más agresividad, unas llantas de aleación de 17 pulgadas acabadas en negro mate, una pintura específica para su carrocería -Storm Grey-, difusor y spoiler traseros, pinzas de freno decoradas en rojo, asientos Recaro tapizados parcialmente en piel, inserciones en fibra de carbono y metal en su habitáculo, costuras en gris -contrastan con el negro dominante en todo el interior- y el distintivo ST200 iluminado en la base interior de las puertas.