Este bloque diésel de 2.2 litros desarrolla una potencia máxima de 150 CV con unas emisiones de apenas 110 g/km, una cifra realmente baja para un bloque de esta cilindrada y potencia. Un análisis del rendimiento de los motores ha generado una serie de mejoras, como la reducción de pérdidas de recirculación, a la vez que los materiales se han revisado para reducir la fricción en las partes móviles. Todas las versiones con transmisión manual además se beneficiarán de la tecnología Idle Stop, que consigue una reducción de 5g/km en las emisiones de CO2.
También se ha puesto mayor atención en la aerodinámica para mejorar la estabilidad a altas velocidades. -Para conseguir una buena cifra de CO2, hay que optimizar cada aspecto del coche-, explica Katsushi Watanabe, Development Leader del motor. -Reducir las emisiones fue nuestro objetivo clave, y nos sentimos orgullosos de afirmar que lo hemos conseguido sin comprometer el alto rendimiento del motor. -Queremos que nuestros clientes se diviertan al conducir este coche-.