El Jeep Wrangler Rubicon cumple 20 años, aunque no llegó a España… por centímetros
El 6 de enero de 2002, Jeep publicaba un comunicado de prensa que comenzaba así: “El nombre Rubicon ya no es solo para una ruta todoterreno Clase 10, también es como la marca Jeep denomina su equipamiento todoterreno definitivo”. Evidentemente, en Jeep olvidaban que 2.000 años antes que ellos ya había un tal Julio César que había popularizado el nombre Rubicón, pero más allá de la anécdota, lo cierto es que Jeep (comandada por Daimler por aquel entonces) escribía una importante página en la historia del todoterreno en aquel día de Reyes del año 2002.
Así, durante el verano de aquel año, los Jeep Wrangler TJ Rubicon comenzaban a llegar a los concesionarios con sus diferenciales delantero y trasero dotados de bloqueo Tru-Lok, ejes Dana 44 delanteros y traseros con grupos cortos (4,1:1) y caja tránsfer NVG241OR Rock-Trac con una desmultiplicación 4:1 para la reductora. El eje trasero contaba además con diferencial LSD, y en los árboles de transmisión se instalaban juntas homocinéticas reforzadas 1330. Los neumáticos elegidos eran unos Goodyear Wrangler MT/R (Maximum Traction/Reinforced) en medida LT245/75-16 (de 31” o 78,7 cm), y los frenos se reforzaban convenientemente con discos ventilados en las cuatro ruedas
Para rematar el conjunto, el Rubicon ofrecía algunas mejoras interiores como un nuevo volante y unos asientos rediseñados, así como una poderosa estética exterior en la que destacaban los enormes logotipos a ambos lados del capó y unas protecciones de chapa con patrón diamantado atornilladas a las taloneras.
El único motor disponible era el veterano propulsor atmosférico de gasolina 4.0 PowerTech de seis cilindros en línea que por aquel entonces entregaba 190 CV al tranquilo régimen de 4.600 r.p.m. y 318 Nm a 3.200 r.p.m., acoplado a una caja de cambios manual, de cinco velocidades, o automática, de cuatro.
El Jeep Wrangler Rubicon TJ no pudo homologarse en España
La parte que menos nos gusta de toda esta historia es que aquel primer Jeep Wrangler Rubicon no llegó nunca de forma oficial a nuestro mercado, y no lo hizo por un detalle realmente estúpido que a la postre fue insalvable, al menos para la importadora oficial (El Grupo Bergé, por aquel entonces), generando un lucrativo negocio para los llamados “importadores paralelos”, que compran vehículos en EE.UU., los embarcan rumbo a Europa, pagan las tasas aduaneras, el IVA y los legalizan en España mediante el procedimiento de “homologación unitaria”, no sin antes modificar el aspecto técnico que impedía la homologación del Rubicon tal y como salía de fábrica.
Jeep había ensanchado las vías del Rubicon y, por tanto, también los aletines que cubren la proyección vertical de las ruedas, lo que como daño colateral suponía incrementar la distancia entre los faros y el borde de la carrocería, que superaba los 40 centímetros, que es la distancia máxima legal a la que pueden situarse tanto los faros principales como los intermitentes y los antinieblas, como te explicamos en la foto inferior. La solución pasaba por instalar nuevas luces de cruce y de carretera más cerca de los extremos de la carrocería y anular las originales… o esperar hasta 2007 a la llegada del nuevo Jeep Wrangler JK Rubicon.
Las luces de cruce, posición, carretera e intermitentes no pueden quedar más lejos de 40 centímetros desde el borde de la carrocería. Los aletines ensanchados del Jeep Wrangler Rubicon TJ le hacían incumplir esta norma.