Maserati Ghibli: motores
El Maserati Ghibli es una berlina de lujo grande –mide 4,97 metros de largo, y es también bastante ancha: 1,95 metros–. Se ofrece propulsada por un motor diésel 3.0 V6 de 275 CV o por dos versiones de un motor 3.0 V6 biturbo de gasolina, de 350 CV –Maserati Ghibli– y 410 CV – Maserati Ghibli S–. Esta última versión también está disponible con tracción total –se denomina Maserati Ghibli SQ4–, que es la que hemos probado. En todos los casos, el cambio es automático de ocho relaciones.
El más asequible es el Maserati Ghibli con motor diésel, que cuesta 76.500 euros. El Maserati Ghibli 3.0 V6 de 350 CV cuesta desde 86.000 euros, mientras que el Maserati Ghibli con motor 3.0 V6 y 410 CV sale por 100.400 € en versión de tracción trasera y 103.900 € con tracción a las cuatro ruedas. No hemos conducido el Maserati Ghibli de 350 CV, de forma que no podemos valorar si merece la pena el salto de precio que hay entre las dos versiones de gasolina€ aunque, a priori, parece muy grande.
Por fuera, el Maserati Ghibli tiene un aspecto bastante imponente. Carece de la belleza intrínseca de modelos como el Maserati Quattroporte o el Maserati Granturismo, pero en vivo resulta más impresionante que en las fotos€ y el emblema del tridente suspendido en el centro de la calandra le da un aspecto señorial muy atractivo.
Maserati Ghibli 2017: interior
Por dentro, la principal diferencia afecta a la consola central: el sistema multimedia está basado en el u-Connect de Fiat, y resulta más atractivo y fácil de manejar que antes. En cualquier caso, y en comparación con el de sus rivales alemanes, el interior del Maserati Ghibli parece un poco anticuado. La calidad de los materiales es muy buena, pero la ergonomía y el interfaz con el usuario no están a la altura de lo que ofrece un BMW Serie 5, un Audi A7 o, sobre todo, el nuevo Mercedes Clase E, que parece mucho más sofisticado.
Además, ahora es posible disponer, de forma opcional, de sistemas de asistencia a la conducción como el control de crucero adaptativo mediante radar, la frenada autónoma de emergencia, el control de ángulo muerto, la visión perimétrica de 360º o el asistente de abandono de carril. Tras probarlos, podríamos calificar su funcionamiento como en la media del mercado y un poco por debajo de la media del segmento. Por ejemplo, modelos como el nuevo Mercedes Clase E ofrecen sistemas de asistencia a la conducción, y gadgets en general, bastante más sofisticados.
Maserati Ghibli 2017: comportamiento
En marcha, y circulando a baja velocidad o en atascos, el Maserati Ghibli tampoco resulta más recomendable que sus rivales alemanes. Resulta un poco más ruidoso –y además, el motor emite una melodía poco inspiradora–, y no tan confortable ni cuenta con tanto aplomo.
Cuando se trata de conducir más deprisa, el Maserati Ghibli se transforma bastante. Tiene un tacto más directo que sus rivales alemanes, y el sistema de tracción total está muy bien puesto a punto en el sentido de que puedes percibir claramente cuanto par se está enviando a las ruedas traseras€ así como abrir gas a fondo en cualquier curva confiando en que el sistema de tracción total va a evitar que el coche pegue un bandazo de atrás.
La suspensión puede ser adaptativa de forma opcional –cuesta 2.852€–, y es una opción muy recomendable. Según Maserati, en el modo deportivo del motor los tiempos de cambio de la caja automática de ocho relaciones se reducen a 100 milisegundos. Nunca parece tan rápida como eso, ni tan obediente como una caja de doble embrague como, por ejemplo, la PDK de Porsche, pero en general el cambio se comporta tan bien como nos tiene acostumbrados esta caja del proveedor alemán ZF. Además, las levas, fijas en la columna de dirección y fabricadas en aluminio, son grandes y tienen un tacto nítido en el accionamiento.
Cuando el motor gira a regímenes por encima de 4.000 rpm, el sonido también cambia, volviéndose mucho más agradable, ronco y deportivo. Se echan de menos los ´pops´ y ´bangs´ que consiguen generar otros fabricantes inyectando combustible a destiempo, pero desde luego suena más imponente e intimidante de lo que sugiere su ´humilde´ desplazamiento de sólo tres litros y su también humilde configuración de V6 –en contraposición con los motores V8 que emplean sus rivales en Audi, BMW y Mercedes–.
A pesar de las dimensiones y el generoso peso –nada menos que 1.945 kg–, al volante el Ghibli parece un coche mucho más pequeño de lo que sugieren sus cifras, y más manejable que, por ejemplo, un Mercedes Clase E.
En definitiva, el atractivo del Maserati Ghibli reside en su brillantez dinámica de la ´vieja escuela´, en su tacto directo, en su agilidad y en su relativa exclusividad€ ya que es bastante menos probable cruzarse con uno de estos que, por ejemplo, con un Mercedes-AMG E43 4Matic, por citar a uno de sus rivales más terribles.