Un nuevo tipo de radar acaba de llegar a las ciudades y que no sanciona por exceso de velocidad. Se trata de los nuevos radares medusa y tienen una misión muy concreta: sancionar a los vehículos con una sonoridad mayor de la permitida.
Llegados a este punto, lo primero que te preguntarás es el por qué de su curioso nombre. Lo cierto es que se debe a su peculiar forma, fruto de los cinco micrófonos que utiliza para captar los ruidos de los vehículos que circulan por las calles. De hecho, según los expertos estos radares son capaces de detectar todo tipo de ruidos y escanearlos hasta 10 veces por segundo. Y una vez que detectan una irregularidad, recurren a una cámara 360 para localizar a los vehículos que circulan emitiendo un ruido superior al legal.
El radar medusa ya se utiliza en Francia
De acuerdo con una información publicada en The Guardian, estos radares ya estarían presentes en 14 localidades francesas, sancionando con 135 euros de multa a aquellos vehículos con una sonoridad superior a 90 dB. ¿El objetivo? Detectar a los conductores que han realizado modificaciones en sus vehículos, que impliquen una sonoridad excesiva. Y es que, según las autoridades francesas, una sola motocicleta que sobrepase el límite legal de sonoridad, podría despertar a 10.000 personas.
Una medida que, si bien puede parecer un tanto exagerada, cuadra con las recomendaciones de la Organización Mundial de Salud (OMS), que recomienda una exposición máxima al ruido de 85 dB, durante 8 euros al día.
Estos radares de ruido ya funcionan en Barcelona…
Por ahora, los radares medusa no se han popularizado en España, por lo que son los propios agentes los encargados de identificar a los vehículos que emiten un ruido excesivo, en cuyo caso podrá multar con 90 euros en los supuestos en los que la música está a volúmenes por encima de los permitidos y hasta los 300 euros por llevar instalado un resonador en un sistema de escape.
No obstante, ya se ha instalado el primero de estos dispositivos en la carretera C31 de Barcelona en fase de pruebas. En cualquier caso, viendo el éxito que ha tenido en el país vecino, todo apunta a que es cuestión de tiempo que se popularice en las grandes ciudades españolas.