El año que acaba de terminar no ha sido todo lo bueno que hubiera cabido esperar en cuanto a siniestralidad vial. Así lo señala un análisis realizado por el RACC, que apunta que el descenso continuado entre los años 2004 y 2012 ha sufrido un estancamiento en los últimos 3 cursos, con una media anual de fallecidos de 1.130. No obstante, la reducción de anterior se vio beneficiada por una importante caída en la movilidad.
En lo referente a las Comunidades Autónomas no se puede hablar de igualdad, pues mientras en algunas ha bajado un 40%, en otras ha subido más de un 100% con respecto a 2014; sin embargo, la buena marcha desde 2004 ha ayudado a situar a España por debajo de los niveles de riesgo de fallecer en un accidente de tráfico de Alemania, Italia o Francia, aunque otros países como Reino Unido o Suecia aún nos aventajan en un 33% en este sentido.
Esta tasa también varía mucho en función del territorio español, pues por ejemplo, la de Extremadura triplica a la de la Comunidad de Madrid. Con el fin de seguir mejorando, una buena medida podría ser el desvío de camiones hacia autopistas cuando éstas discurran paralelas a carreteras secundarias. Se calcula que así caería la media de muertos al año en las carreteras en unas 80 personas. De hecho, en caso de haber sido implementada con anterioridad, en 2015 la cifra podría haber sido un 8% inferior.
Lo cierto es que los niveles españoles se mantienen por debajo de la media prevista por la UE como objetivo de cara a 2020, la cual exige una reducción del 26%. Para cumplirlo, será fundamental una mejora en cuanto al nivel de riesgo en las carreteras, tanto con decisiones como la comentada anteriormente como con una mejora de las infraestructuras.
